La ingeniería y los ferrocarriles, la vocación de una nuevejuliense estudios primarios y secundarios.
* En la Universidad de Morón cursó la carrera de Ingeniería, especializándose más tarde en ferrocarriles.
* De una larga trayectoria en su especialidad, fue reconocida recientemente por el Senado de la Provincia de Buenos Aires.
* Nuevejuliense de alma, siente un especial cariño y se siente enraizada a ésta, su comunidad.
En nuestros días, la mujer ocupa en la ingeniería un rol gravitante. Décadas atrás tal vez no era común que, una mujer, cursara la carrera de ingeniería, porque existía una forma de ideas que concebía al hombre como más apropiado para ella.
La ingeniería parecía ser una profesión exclusivamente para hombres. Sin embargo, poco a poco, las mujeres ganan espacios y cuando lo hacen no pasan inadvertidas. En las universidades, el avance femenino es hoy visible y registra un crecimiento en forma paulatina, pero sostenida.
Es probable que, Jorgelina García, se encuentre entre las primeras nuevejulienses que escogió una carrera universitaria en ingeniería. Aunque actualmente no reside en 9 de Julio, vivió su infancia y su primera juventud en esta comunidad; aquí, conoció sus primeros desvelos intelectuales de la mano de su abuelo y comenzó una larga formación.
Nacida en 9 de Julio, en la casa solariega de avenida Vedia entre Cavallari y Tucumán, en el hogar formado por Gerardo García y Delfina Bianchi. Su padre era periodista; hombre de gran formación intelectual, trabajaba junto a su hermano Emilio (tipógrafo) en la imprenta «El Imparcial», donde se editaba el periódico homónimo, contiguo a su casa. Así también vivía su tío «Títo», aun recordado entre los nuevejuliense por las tortas negras y, más tarde, los pescados que vendía por las calles de la ciudad en su legendario automóvil.
La figura tutelar de el hogar era, sin dudas, don José García, su abuelo. Educador, periodista, ajedrecista y poeta, entre otros dotes intelectuales, fue durante varias décadas en gran bibliotecario de la Biblioteca Popular «José Ingenieros».
LOS AÑOS EN 9 DE JULIO
Además de sus tíos, residían en la casa de la avenida Vedia, sus primas, Nené, Margarita e Inés; su tía Julia, casada con Peruzzo, padres de su primo Juan Carlos. Más tarde, nació su hermano Gerardo, con el tiempo abogado y profesor universitario.
Jorgelina cursó sus primeros estudios en el Curso de Aplicación que funcionaba en el edificio del antiguo Colegio Cavallari, en la calle Hipólito Yrigoyen entre Bartolomé Mitre y La Rioja. Seguidamente, cursó los secundarios en la Escuela Nacional de Comercio, donde obtuvo el título de Maestra Normal Nacional. De sus compañeras de promoción, recuerda a Norma Leoni, Elisabet Urso, Susana Bengoa, Alicia Luna y Cristina Martín, entre otras.
«Fui -recuerda, en diálogo con EL 9 DE JULIO- una de las nietas que acompañó a mi abuelo, ya que vivía con nosotros en casa. Lo acompañaba a la Biblioteca Popular’ José Ingenieros’ donde trabajaba como bibliotecario».
«La Biblioteca -añade-, que en esa época funcionaba en la Municipalidad, era algo así como mi segundo hogar. Mi abuelo José fue quien me inculco el amor hacia las matemáticas y, especialmente, por la geometría».
EN BUENOS AIRES. LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
Tenía 21 años y un pequeño hijo, Jorge Néstor, de apenas un mes, cuando dejó su ciudad natal. Lo hizo acompañada de su esposo, Ernesto Luis Venier (fallecido hace veinte años) para radicarse en Ramos Mejía.
Pocos meses después comenzó a cursar la carrera de Ingeniería Civil, en la Universidad de Morón, para luego revalidar el título en la universidad nacional.
«Mi esposo -explica Jorgelina- me apoyó completamente en mi decisión de estudiar. Mientras cursaba los estudios de la Universidad también trabajaba como maestra».
Una vez graduada, regresó un tiempo a 9 de Julio hasta que fue designada en Ferrocarriles, donde trabajó en Zárate Brazo Largo. Por entonces, decidió especializarse en ingeniería ferroviaria cursando un posgrado.
«Me especialicé, como ingeniera ferroviaria, en transporte, un área que poco conocen. Muchas veces vemos una locomotora moverse, transportando los vagones, pero desconocemos cuánto hay detrás de ello, vinculado con la seguridad, los reglamentos, toda una parte operativa», comenta.
DOCENTE EN DIFERENTES PARTES DEL PAIS
Jorgelina no duda en reconocer que, en su carrera en Ferrocarriles, la docencia ha jugado un rol sustancial. Sus condiciones de maestra le favorecieron para trasmitir lo conocimiento que había adquirido. En efecto, dictó cursos vinculado con sistemas de seguimiento de trenes, en diferentes partes del país.
«Tuve -afirma- la suerte de ir a diferentes partes del país y siempre que uno enseña, también aprende. Enseñé mucho y aprendí mucho».
En Ferrobaires trabajó con profusión la parte de estadística opera- tiva, referida al seguimiento de kilometraje para la reparación de la locomotora y de los coches y la regularidad de los trenes. Asimismo, entre otros proyectos importantes, le cupo participar en la obra del ente de electrificación del Ferrocarril General Roca
SU LIBRO
En la actualidad, Jorgelina, se encuentra trabajando en la redacción de un libro. En el mismo, abordará la metodología sobre cómo se debería trabajar en estadística operativa.
En efecto, en la literatura de ingeniería ferroviaria son escasas las obras técnicas que refieren acerca de la temática.
Tal como ella misma lo indica,» el libro tiene como finalidad poder brindar conocimientos técnicos».
«En realidad -agrega-, hemos perdido bagaje de conocimiento, ya no hay gente preparada, que conozca sobre de la mecánica de la locomotora o sobre la parte operativa, son muy pocos. Por ello, si lo conozco, prefiero trasmi tirlo a través de un libro, que pueda ser útil».
Cabe destacar que, quien nos ocupa, es autora de dos interesantes trabajos de investigación que fueron presentados en Francia y en Cuba. La temática escogida, en este caso, estuvo vinculada con su especialidad: la parte operativa. En Cuba, su trabajo fue premiado en un congreso panamericano.
MUJER DESTACADA. UN HOMENAJE DEL SENADO PROVINCIAL
El 7 de abril último, la Sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino fue escenario de la entrega de premios a mujeres por su labor y aporte a la provincia de Buenos Aires. Ante un auditorio repleto, el Senado de la Provincia le otorgó un merecido reconocimiento a Jorgelina García, por su brillante desempeño en el ámbito ferroviario.
La propuesta para su distinción, provenía del Colegio Público de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires.
Jorgelina manifestó que «no esperaba ser distinguida con ese reconocimiento».
«La misma vino de parte del Centro Argentino de Ingenieros, donde realizó algunos trabajos de subdivisiones. Me emocionó mucho que el reconocimiento haya venido del Centro y no de la empresa donde estoy trabajando», expresó.
PALABRAS FINALES
Durante varios años, Jorgelina, vivió en Morón y hoy reside en Lomas de Zamora.
No duda en incentivar a los jóvenes para abrazar la carrera de ingeniería. Al respecto, subraya que «la ingeniería es muy importante, es necesaria en este momento más que nunca, ya que no hay ingenieros».
«A los jóvenes que lo deseen, les aconsejo seguir la especialización en ingeniería ferroviaria, es apasionante, ya que tiene diferentes ramas, tales como vías y obras, mecánica, transporte, entre otras. La ingeniería es una carrera hermosa», sugiere.
Por otra parte, es una defensora a ultranza del sistema ferroviario argentino. Concerniente a ello, considera de vital importancia «en ferrocarriles, garantizar la existencia de repuestos».
«No se trata -prosigue- solamente de traer coches y locomotoras nuevas; también es necesario garantizar la provisión de los insumos necesarios para reparar las diferentes unidades, para poder garantizar su mantenimiento».
Desde su experiencia, entiende que «es muy importante que, en ferrocarriles, también se abra la carga».
«Si el ferrocarril es deficitario, la carga es una manera de poder recuperar algo de lo invertido. Es muy fácil destruir el sistema ferroviario, pero es muy difícil volver a reconstruirlo», concluye.
Jorgelina García tiene su corazón ligado a este terruño de una manera muy profunda. Aquí transcurrieron año muy felices de su vida y siente una especial satisfacción toda vez que tiene la posibilidad de venir de visita a esta ciudad.
Su trayectoria profesional y vocación por el estudio y la búsqueda del conocimiento, son dignos de ser imitados.