El valor de la ciencia al servicio del bien
* Nacido en 9 de Julio, su primera infancia transcurrió en la localidad de El Provincial.
* En 9 de Julio cursó sus estudios primarios, secundarios en la Escuela Normal Superior, el Bachillerato de Ciencias Exactas y Naturales y, en el ISETA, cursó la tecnicatura en Tecnología de Alimentos.
* Licenciado en Tecnología de los Alimentos por la Universidad Nacional del Centro, más tarde se especializó en las aplicaciones tecnológicas de la Energía Nuclear.
* En la actualidad se encuentra trabajando en el Centro Atómico Ezeiza.
* Su vida, en el estudio y en el trabajo, es un ejemplo de laboriosidad y dedicación para alcanzar un sueño.
Toda vez que un joven nuevejuliense se destaca en una especialidad, un campo de su profesión, o desarrolla una actividad orientada al bien de sus semejantes, es motivo de especial satisfacción. En estas columnas, de frecuencia semanal, en las cuales recogemos de manera sucinta la carrera vital de personas provenientes de diferentes áreas de trabajo o del saber, buscamos ofrecer modelos o referentes que puedan serlo para las generaciones más jóvenes.
Es evidente que no se necesita poseer una edad avanzada para haber recorrido una trayectoria equitativa y ser ejemplo para otros. Precisamente, Juan Ignacio Garrido, es un joven nuevejuliense que, aunque le queda aún un largo camino por recorrer, en la especialidad científica en la que se encuentra abocado, ya ha transitado un camino de formación muy importante. Más aún, hoy trabaja en uno de los tres Centros Atómicos de nuestro país.
Si bien nació en 9 de Julio, el 2 de noviembre de 1982, su infancia transcurrió, hasta los seis años de edad, en la localidad de El Provincial, donde su madre -Cecilia Buono- se desempeñaba como enfermera.
En El Provincial frecuentó el jardín de infantes que se encontraba contiguo a la casa donde vivía, en la antigua estación de trenes.
Radicado en la ciudad de 9 de Julio cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal Superior. Mientras cursaba la educación media comenzó a trabajar con su tío, el profesor Raúl Buono, en su gimnasio. De esta etapa valora mucho la posibilidad que le dieron sus tíos, Raúl y Claudia, en su primer empleo, en el que habría de permanecer por espacio de diez años.
“Hubo una etapa -recuerda, en diálogo con Diario EL 9 DE JULIO- en la escuela secundaria en que me dije que estudiar no era para mí. Estuve a punto de abandonar cuando la profesora de inglés, Nora Morosi, me fue buscar al trabajo para convencerme de continuar. También la profesora de matemática Ana María Manfredi me ayudó mucho y me alentó para proseguir”.
LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
Cuando se encontraba en la escuela secundaria, Juan Ignacio, sintió su primer interés por estudiar ingeniería nuclear. La profesora Clara Marini fue quien le propuso usar la tecnicatura superior en Tecnología de Alimentos en el Instituto Superior Experimental de Tecnología Alimentaria de 9 de Julio (ISETA) como un puente para logralo.
“La carrera me gustó mucho, pude comprender que el nivel del ISETA es muy bueno. En el año 2004 cuando finalicé la carrera, con un convenio que existía con la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires continué con la licenciatura en Tecnología de los Alimentos en Olavarría. En ese momento conté con la ayuda grande de mis tíos Raúl y Claudia Buono, como así también de la familia Lugano”.
La tesis realizada por Juan Ignacio para licenciarse versó acerca de la percepción de los consumidores en el uso de tecnologías limpias, en un proyecto que trabajó bajo la dirección de Ana Curia con la coordinación del doctor Guillermo Hough, reconocido autor, educador y asesor en Evaluación Sensorial sobre las técnicas a aplicar y la interpretación estadística de los resultados. De esa investigación, realizada en el Departamento de Evaluación Sensorial de Alimentos (D.E.S.A.), también participó Lorena Garitta, también nuevejuliense.
En Bahía Blanca, entre los años 2007 y 2013, cursó el doctorado en Ciencia y Tecnología de Alimentos, para lo cual le resta aún presentar la tesis de postgrado. En ese período comenzó otra de sus vocaciones, la docencia, en el departamento de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur y viajando a las ciudades de Tres Arroyos y Coronel Suárez para dar clases en una tecnicatura de la Universidad del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, en la carrera de técnico universitario en emprendimientos agroalimentarios.
“La experiencia -comenta- en la docencia ha sido muy linda. Muchos de esos chicos estaban en una situación similar respecto de la que había tenido yo; es decir, muchos de ellos tampoco habían tenido la posibilidad de poder irse a estudiar”.
Por entonces también obtuvo un trabajo en una empresa láctea.
EN EL INSTITUTO BALSEIRO
“Hacia fines de 2013 -refiere Juan Ignacio-, fue a rendir su tesis una amiga que se encontraba en el Centro Atómico Bariloche y me presentó la especialización que realicé durante la totalidad del año 2014. Ella fue quien me insistió para que me preinscriba para cursar”. Acompañado en esta nueva etapa por su novia, María Celeste, egresada del mismo instituto nuevejuliense.
En efecto, pudo cursar la carrera de Especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear (CEATEN), en la cual se brindan los conocimientos sobre las aplicaciones tecnológicas de la energía nuclear a profesionales que desarrollarán sus actividades productivas en áreas vinculadas con los usos pacíficos de la energía nuclear. En este caso, Universidades Nacionales de Cuyo (Instituto Balseiro) y de Buenos Aires (Facultad de Ingeniería) otorgan en forma conjunta el título, con intervención de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Esta especialización se cursa en el Instituto Balseiro/Centro Atómico Bariloche (IB-CAB).
“Llegar al Balseiro -relata Juan Ignacio- fue cumplir un sueño, que tenía desde hacía tanto tiempo atrás. Allí estuve cinco meses. Estar en ese lugar significa un cambio de vida y hábitos muy grande”.
EN EL CENTRO ATOMICO EZEIZA
Finalizada esta etapa de su especialización, obtuvo una beca de formación para trabajar en la ciudad de Ezeiza, en la sección Irradiación de Alimentos del Centro Atómico Ezeiza.
Juan Ignacio se encuentra abocado a trabajar en lo concerniente a actividades nucleares con fines pacíficos, en el campo de la irradiación de alimentos.
En este tiempo ha tenido la oportunidad de nutrirse de conocimientos acerca de esta temática tan importante. Más aún, ha tenido la posibilidad de hacerlo con los referentes más importantes en la materia.
PALABRAS FINALES
La trayectoria de Juan Ignacio Garrido revela que cuando la vocación científica está acompañada por el tesón y la dedicación, y ellos se encuentran orientados en pos de un ideal, es posible alcanzar las metas deseadas.
Más de una década atrás, cuando cursaba los estudios secundarios, había soñado o llegar a las aulas del Instituto Balseiro para estudiar energía nuclear. Lo logró, gracias a su empeño.
Se abre delante suyo un gran futuro, que va de la mano del servicio a sus semejantes porque, precisamente, la energía nuclear orientada a la paz ha logrado alcanzar grandes logros en bien de la humanidad.
No cabe duda que, desde el lugar donde está, su abuelo se sentirá orgulloso por Juan Ignacio.