Por Héctor José Iaconis.
* Gracias a su iniciativa y empeño altruista fue fundada la Sociedad Agrícola Ganadera y de Protección Mutua.
* Afiliado a la Sociedad Italiana «Amistad y Trabajo», ocupó la presidencia de la institución, entre 1902 y 1904.
* Tras su muerte, sus alumnos, las autoridades públicas y sus muchos amigos le rindieron tributo alzando, en su honor, el mausoleo que aún se conserva en el cementerio de 9 de Julio.
* Su nombre sería digno de ser impuesto a una calle o pasaje de nuestra ciudad.
En noviembre de 1951, un importante número de vecinos de 9 de Julio, reunidos en comisión, organizó un basto programa de actos que serviría para rendir homenaje a un maestro, sin dudas en más glorioso en nuestro pasado comunitario. El Día de la Música, de aquel año, después de un funeral solemne oficiado en la Parroquia «Santo Domingo de Guzmán», de un homenaje recordatorio en el cementerio local, y de una retreta conmemorativa en la Plaza «General Belgrano», el Salón Blanco Municipal serbia de escenario a un gran Concierto Vocal e Instrumental. Aquí hubieron participado figuras de la calidad artística de los pianistas Adelaida Anemone, Salvador Fraccassi del Carril y Lita Ferrari de Fumagalli; la mezo-soprano Sara César, el tenor Pedro Prota Rey y las sopranos Alicia Allerand, Emma Ferran y Elida Catena; y el coro polifónico de 9 de Julio, dirigido por el presbítero Vicente Palermo… Todo ello era el homenaje de una comunidad hacia UBALDINO LAFRANCONI, a quien muchas veces se le llamara «el venerado maestro».
Por sus manos pasaron centenares de discípulos, para recibir sus inimitables lecciones. Muchos niños, aún aquellos que no contaran con recursos para pagar lecciones particulares, eran acogidos y formados con generosidad.
Había nacido en Como, Italia, el 15 de septiembre de 1849, hijo de un ingeniero agrónomo, Lino Lafranconi.
Desde niño experimentó interés hacia las expresiones artística. Su afecto hacia la música le llevaron a emprender estudios en el Conservatorio de Milán.
EN MONTEVIDEO
Alrededor de 1863 emigró a América. Radicado en Montevideo, República Oriental del Uruguay, se ocupó de la enseñanza de la música. Entre sus alumnos contaba a los niños pertenecientes a lo más granado de aquella sociedad.
Hacia 1873 estalló -en aquel lugar- el movimiento revolucionario de los «Tres Colores». Por solicitud de uno de los dirigentes rebeldes se alistó para formar una banda en el cuerpo. Desde la retaguardia asistió a todos los encuentros bélicos hasta que, por último, las fuerzas gubernamentales destruyeron a las fuerzas sediciosas. Lafranconi junto a su banda fueron apresados.
No tardó en llegar la orden para degollar a los prisioneros. Mientras el maestro aguardaba su turno, llegó hasta su calabozo el coronel Taje, quien le hizo llevar en presencia del general Máximo Santos. Ambos militares eran jefes del ejército vencedor, y amigos de Lafranconi, pues éste había sido docente de sus familiares.
Anoticiados de los motivos por los cuales se hallaba en el campo de batalla, estos intercedieron por su vida y la de sus músicos, quienes fueron enviados a Montevideo y puestos en libertad (1).
«Por su carácter afable y bondadoso, su concepto estricto de la amistad y su gran amor a la música, se granjeó en el vecino país la estima de cuantas personas le trataron, valorando su saber» (3)
EN ARGENTINA
Poco después, en la ciudad de Buenos Aires, prosiguió los estudios de piano junto al prestigioso profesor Gottschalck. También, del director de la Banda Municipal de Buenos Aires recibió asesoramiento acerca de la dirección y el manejo de instrumentos musicales para banda y orquesta.
Afincado en la ciudad bonaerense de San Pedro logró formar la Banda «Artesanos de San Pedro», integrada por la totalidad del personal municipal de aquella ciudad y otros jóvenes.
En 1882, fue organizado un certamen, en la «Exposición Continental de Bandas de Música», en la ciudad de Buenos Aires. De él participaron un gran número de bandas, las principales del país, entre las que se encontraba la de «San Juan», compuesta por 105 músicos. Lafranconi, participó con su conjunto, ejecutando -entre otras piezas- «El canto de los pájaros», con la que causó la emoción del público; tanto así que, la esposa de un conocido militar de la época, corrió para estrechar entre sus brazos al niño que, con el flautín, había ejecutado una de las partes más conmovedoras (3). Esa intervención le valió la obtención del primer premio, para la primera categoría, que consistía en la suma de 5.000 pesos.
Los integrantes de aquella banda, en gratitud a su director, le obsequiaron un diploma con una gran medalla de oro, donde gravaron: «Al Maestro Ubaldino Lafranconi. Exposición Continental de Bandas de Música. 1 er. Premio. 1 ra. Categoría. 14 de mayo de 1882. Artesanos de San Pedro».
LAS TAREAS RURALES
En 1887 viajó a Europa desde donde importó animales de raza. Poseía buena formación en el manejo de los asuntos relacionados a la ganadería y a la agricultura.
De nuevo en la Argentina, formó una cabaña en Marcos Paz. Luego pasó al partido de 9 de Julio, donde explotó varias hectáreas del Centro Agrícola «San Rafael».
EN 9 DE JULIO
La crisis de 1890 le obligó a abandonar las tareas rurales. Así se instaló definitivamente en 9 de Julio, donde contrajo matrimonio con Ana Madruga, el 5 de octubre de 1895. Aquí se dedicó, junto a su esposa, a la enseñanza de la música.
Aún así, su interés por los temas de su antigua, como eventual profesión, no había concluido, pues, gracias a su iniciativa, el 2 de octubre de 1897, fue fundada la «Sociedad Agrícola Ganadera de Protección Mutua de Nueve de Julio». Para llevar adelante este cometido reunió un número importante de agricultores del partido, entre los que se encontraban, Francisco Ciani, Enrique Casazza, Eduardo Danero, Julián Lizaso, Tomás Cosentino, Santiago Maguirre, Ezequiel Dudignac, Hermenegildo Sanz, Carlos Miranda Naón, Miguel Scandizzo, Claudio Orbea, Simón Coliqueo y Santiago Cardinal.
EL CONSERVATORIO Y LA BANDA
En 1902, Ubaldino Lafranconi fundó el conservatorio, que más tarde fue incorporado al «Fracassi», de la Capital Federal. De esta institución fluyeron importantes eventos artísticos, realizados en 9 de Julio, de muy importante nivel. Como los conciertos ejecutados a 4, 6 y 8 pianos.
En 1910 formó la banda, que hubo dirigido hasta casi su muerte. Por ella desfilaron muchos niños, algunos de los cuales -más tarde- integraron otras orquestas y bandas sucesivas.
El maestro Lafranconi fue, ante todo, un erudito compositor. Poseía amplios conocimientos en armonía y contra punto. Entre las piezas que compuso, sobresale la famosa «Marcha Fúnebre», «de estructura muy mística y sentida, cuyos acordes resultan una verdadera plegaria» (4).
PALABRAS FINALES
Ubaldino Lafranconi falleció a las 22:30 horas, del 24 de diciembre de 1926, en su casa de la calle Robbio 323, entre La Rioja y Mitre, asistido por el doctor Tomás West. Un grupo de alumnos, amigos y autoridades municipales, que le conocieron y le admiraron, por medio de una suscripción popular, levantaron un mausoleo -que actualmente se encuentra poco después del ingreso a la necrópolis local- donde descansan sus restos.
El epitafio que preside su sepulcro, es sin dudas el más claro testimonio de cuanto dio aquella vida, que fue todo bondad y todo amor… Con su muerte, quizá las palabras se silenciaron, pero dieron paso a su música, eternizada en la mayor sublimidad.
NOTAS
(1) Datos recogidos de BUENAVENTURA N. VITA, «Crónica Vecinal de Nueve de Julio 1863-1900», volumen III, capítulo XXXV, nº VII (parte inétita).
(2) «Maestro Ubaldino Lafran coni», biografía en el folleto impreso con motivo del homenaje, en noviembre de 1951.
(3) Datos aportados al cronista por don Pedro Sabetto, uno de sus alumnos, fallecido el 2 de julio de 1991.
(4) «Maestro Ubaldino Lafran coni», biografía, cit.