Historias de vida: Roberto Latino Córdoba, distancia que se hizo presencia

* Asumió en 1955 las funciones de comisionado municipal a cargo del Poder Ejecutivo en 9 de Julio.
* A lo largo de sus gestiones pudieron concretarse importantes obras públicas, así como otros emprendi- mientos que beneficiaron a la comunidad.
* La construcción del edificio de la Estación de Ómnibus, la pavimentación de ochenta cuadras, la ampliación de desagües pluviales y cloacas, son algunas de las obras gestadas.
* Si bien su paso por 9 de Julio fue breve, el recuerdo y los lazos de amistad que forjó con varios vecinos fueron perennes.

Si bien su nacimiento no tuvo lugar en 9 de Julio, así como tampoco los años de su infancia y juventud, su presencia entre nosotros dejó un testimonio invalorable que permite hoy, cual una ofrenda póstuma, ser distinguido como un hijo adoptivo de esta comunidad. El capitán Roberto Latino Córdoba sólo vivió en 9 de Julio por espacio de dos años y medio, pero la obra de gobierno dejada a su paso, el recuerdo de su brillante personalidad y la permanente filiación con la realidad nuevejuliense, permiten considerarsele un nuevejuliese.
Siendo aún adolescente había ingresado como cadete de la Armada y alumnos de la Escuela Naval Militar. Tras graduarse como Guardamarina, hacia 1934, emprendió una muy relevante carrera, prestando servicios en la Fragata “Sarmiento”, los acorazados “Moreno” y “Pueyrredón”, lo destructores “Cervantes”, “Entre Rios” y “Córdoba” y el Crucero “General Belgrano”, entre otros. También, había desempeñado funciones en la Subsecretaria de Marina.
COMISIONADO MUNICIPAL DE 9 DE JULIO
Tras el derrocamiento del general Juan Domingo Perón y la instauración de la denominada Revolución Libertadora, en 9 de Julio como en los demás distritos del país, debieron cesar en sus funciones las autoridades que, hasta entonces, se desempeñaban en los departamentos Ejecutivo y Deliberativo municipales. Para hacerse cargo del primero, fue designado, en calidad de Comisionado Municipal, el capitán de Navío Roberto Latino Córdoba, quien asumió sus funciones a las 11 horas del viernes 14 de octubre de 1955.
La gestión municipal fue emprendida por el marino, desde el inicio, mediante un proyecto de gobierno claro, en el cual se pretendía integrar las diferentes expresiones y agrupaciones sociales del lugar. Poco después de haber comenzado su labor, publicó un interesante comunicado por medio del cual propiciaba la conformación de Junta Consultiva que debía estar integrada por vecinos del Partido de 9 de Julio, entre ellos comerciantes, obreros, industriales y agropecuarios.
Entre las obras públicas más relevantes concretadas durante su comisión pueden citarse la construcción del edificio de la Estación Terminal de Ómnibus de 9 de Julio, en la esquina de Robbio y Avellaneda; la pavimentación de ochenta cuadras; la ampliación de desagües pluviales y del servicio de cloacas; la iluminación del acceso “Almirante Brown”; la pavimen- tación de la calle Antartida Argentina, desde Bartolomé Mitre hasta el ingreso al Cementerio; la pavimen- tación del tramo Junín-9 de Julio de la Ruta Provincial Nº 65; la electrificación de una parte del sector rural; y la construcción de nichos en la necrópolis local.
Asimismo, no descuidó aspectos relativos al desarrollo cultural de 9 de Julio. El 23 de abril de 1956, el comisionado Latino Córdoba suscribió un decreto por medio del cual modificaba «el Decreto Nº 41 del año 1948, creando el Museo Tradicional Histórico ‘Gral. Julio de Vedia’, el que en lo sucesivo se denominará Archivo y Museo Histórico ‘Gral. Julio de Vedia’». El 17 de abril de 1958 fueron inauguradas, con la presencia del comisionado, las nuevas instalaciones del Archivo y Museo Histórico en el ámbito edilicio de la Municipalidad. Allí fue ubicado el Archivo Histórico, juntamente con las vitrinas que guardaban los objetos.
Así también, el 20 de junio de 1956 fue inaugurado el monumento al general Manuel Belgrano, en la plaza homónima. Durante la inauguración del mismo, entre los oradores, además del Latino Córdoba pronunció un cálido discurso el director de EL 9 DE JULIO, Antonio Aita.
Conjuntamente con su amigo, el capitán de Navio Mario Robbio, oriundo de 9 de Julio, participó de las gestiones seguidas para la creación de la Diócesis de 9 de Julio, cuyo proyecto había tenido media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación en 1928. En 1957 el papa Pío XII creó la Diócesis de 9 de Julio y designó obispo de la misma a monseñor Agustín Herrera.
A lo largo de su gestión administrativa logró eliminar el déficit presupuestario que primaba en el erario público.
Para la formación de su gabinete, entre 1955 y 1958, procuró integrar a vecinos honorables de la comunidad. Entre otros pueden mencionarse: Roberto Rossi, secretario de gobierno; Tomás P. Cosentino, inspector general; agrimensor Santiago Cardinal, director de Obras Públicas; Oscar R. Orbea, contador municipal; doctor Juan José Cavallari (padre), asesor legal; Delia Mugarza de Cardinal, directora de Asistencia Social; Roberto Murphy, responsable de la delegación municipal de French; Domingo Pissandelli, delegado municipal en Dudignac; Adolfo Álvarez Suárez, delegado municipal en La Niña; y Francisco Riva, delegado municipal en Carlos María Naón.
SU PRESENCIA, SU “PATRIA CHICA”
Si bien, como se dice más arriba, su alejamiento de 9 de Julio se produce en 1958, ello no impidió que, como un verdadero nuevejuliense, se mantuviera informado y consustanciado en la realidad de 9 de Julio, a lo largo de las cuatro décadas que siguieron en su vida.
Prueba de ello es la rica correspondencia que mantenía con su amigo Antonio Aita, a través de quien –y aún después de fallecido este- recibía semanalmente todas las ediciones de EL 9 DE JULIO. A continuación publicamos una carta que forman ese corpus epistolar:
Buenos Aires, 23 de septiembre de 1986.
Distinguido y muy apreciado amigo:
Estas breves líneas tiene por objetivo tener noticias suyas y de su distinguida familia, a la vez que agradecerle, una vez más, su gentiuleza por remitirme su diario EL 9 DE JULIO, lo que me permite estar informado de los antecedentes de ese próspero Partido que tanto admiro y quiero como si fuese mi Patria Chica.
Si bien las circunstancias me han impedido llegarme hasta esa, tenga la seguridad de que en mi espíritu está siempre presente esa población y, muy especialmente, los distinguidos amigos, como lo es usted.
Mi mayor deseo es que el Partido de 9 de Julio siga en su permanente progreso, que no dudo ha de ser así, conociendo el empuje y cariño que toda su población siente por él y el apoyo que usted con su prestigioso diario le brinda.
Espero tener placer de estrecharle en un cordial abrazo en el más breve tiempo, mientras tanto estas líneas le llevan mi sincero afecto.
PALABRAS FINALES
El capitán de navío Roberto Latino Córdoba falleció el jueves 2 de julio de 1998, en Buenos Aires. En ocasión de ser inhumados sus restos en el Panteón Naval Nº 1 del Cementerio de la Chacarita, uno de sus camaradas de armas, entre otras palabras, manifestó conceptos que acercan al conocimiento de la personalidad de quien nos ocupa. Ello demuestra el respeto y la admiración con que le granjeaban los hombres de la Armada, sin dudas en el mismo nivel de las que le supieron tributar los vecinos que 9 de Julio, agradecidos por la dedicación con que acometió una tarea tan importante.

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