Contralmirante Jorge Perren: Del pequeño pueblo al mar

crucero 9 de julio + perren

Historia de vida

* Había nacido en 9 de Julio, lugar donde transcurrió su infancia.
* Pertenecía a conocidas familias nuevejulienses, que se habían establecido en estas tierras podo después de la fundación del pueblo.
* Egresado de la Escuela Naval, fue submarinista y artillero.
* Comandó el Crucero “9 de Julio”, como lo hizo su coterráneo el Contralmirante Mario Robbio.
* Se destacó durante la Revolución Libertadora, al frente de la base naval de Puerto Belgrano.
* Su nombre no debe confundirse con el de su hijo, Jorge Enrique Perren, también marino.

En 1956, en ocasión de un acto patrio, el capitán de navío Roberto Latino Córdoba convocó a algunas divisiones de la Armada Argentina y del Ejército para engalanar el desfile que se hacía en esa ocasión. No fueron pocos los vecinos que observaron a tres oficiales navales, ya con alto rango, que saludaban a familiares y amigos, quebrando por momento el protocolo: eran los marinos Robbio, Orbea y Perren, los tres oriundos de 9 de Julio, amigos entre sí, quienes después de muchos años regresaban a la tierra que les había visto crecer.
Hoy, de manera sucinta nos ocuparemos del protagonismo del Contralmirante Jorge Enrique Perren.
Había nacido en 9 de Julio, el 3 de octubre de 1910, en el hogar conformado por Jorge Enrique Perren y Adela Prieto. Tanto por la vía paterna como materna descendía de familias que que se habían establecido en estas tierras podo después de la fundación del pueblo.
Su abuelo, Anastasio Prieto, había tenido un protagonismo destacado en la sociedad de entonces, al igual que su otro abuelo, Jorge. Su padre, amigo de Nicolás H. Robbio, había poseía durante algunos años la Farmacia “Del Carmen”.
En 9 de Julio, el futuro marino, transitó su primera infancia.

CARRERA NAVAL
Entre 1928 y 1933, Jorge Perren cursó sus estudios en la Escuela Naval Militar, desde donde egresó con el grado de Guardamarina.
Submarinista y artillero, durante su carrera en la fuerza tuvo diversos destinos militares y diplomáticos, como la ayudantía del agregado naval en la república de Chile y alcanzó los cargos de comandante de la Flota de Mar y comandante del área de Puerto Belgrano.
Desde sus primeros destinos en el acorazado Moreno, los torpederos Cervantes, Jujuy y Córdoba y las cañoneras Independencia y Rosario, fue escalando todos los rangos de la fuerza. Entre 1950 y 1951, entre otras funciones de envergadura, fue director del Servicio de Información Naval.
Llegó a ocupar la jefatura del Estado Mayor General Naval desde 1957, cuando el almirante Isaac Rojas era el vicepresidente de la Nación. Se le había otorgado el rango de contralmirante, en el Cuerpo de Comando, Escalafón General, por decreto-ley del 21 de diciembre de 1956.

EN EL CRUCERO «9 DE JULIO»
En mayo 1956, siendo capitán de navío, Jorge E. Perren, asumió la comandancia del Crucero “9 de Julio”. Con esta tripulación hizo una travesía relativamente breve, visitando Punta Arenas (Chile) en septiembre.
Por mera casualidad, en mayo del año siguiente, tomó el comando del mismo crucero, el capitán de navio Mario A. Robbio. Ambos, tanto Perren como Robbio, nacidos en el mismo pueblo, comandaron el “9 de Julio”.

CONDECORACIONES
Entre 1946 y 1958, Jorge Perren recibió condecoraciones de los gobiernos de Chile, Perú, Paraguay y Bolivia. En 1959 el gobierno de Francia, lo honró con la Legión de Honor en los grados de Oficial y Comendador, mientras era jefe del Estado Mayor Naval.

ESCRITOR
Durante los días de septiembre de 1955, que concluyeron con el derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón, el entonces capitán de navío Perrén ejerció el comando revolucionario de la base naval de Puerto Belgrano, uno de los primeros focos de la rebelión, y cuatro años más tarde consiguió el retiro efectivo voluntario.
Como jefe de Defensa de Puerto Belgrano, se ocupó de organizar conferencias de «educación política» y «desperonización», y de colaborar con todos los oficiales para que la Marina estuviese lista para un eventual alzamiento. Preparó técnica y tácticamente a los oficiales y suboficiales para su participación en una sublevación y para defender la Base, esperando la orden de «quienes desde Buenos Aires manejaban los hilos de la conspiración».
Fruto de esa experiencia es su libro “Puerto Belgra- no y la Revolución Liber- tadora”, publicado en Buenos Aires por el Instituto de Publicaciones Navales, en 1997. Allí, entre otros conceptos, relata detalladamente cómo, entre agosto y septiembre de 1955, luego de sucesivas reuniones en Buenos Aires con miembros del Ejército, se logró coordinar (con gran dificultad) una acción conjunta para el 16 de septiembre de 1955.
En un pasaje de su libro, admite que «la Marina no tenía la capacidad suficiente para derrocar al gobierno, si éste era apoyado por las otras dos Fuerzas Armadas y combatían con decisión; pero, con alguna ayuda de fuerzas reducidas dentro del Ejército y la Aeronáutica, podía iniciar la lucha».
Cabe recordar que, originalmente, el contralmirante Perren escribió sus Memorias, un manuscrito que alcanza unas 400 páginas y que comprende el alcance temporal 1943-1966.

SUS APRECIACIONES SOBRE EL PERONISMO Y LA REVOLUCION LIBERTADORA
En efecto, Perren encabezó las operaciones de la Revolución Libertadora en la Base Naval «Puerto Belgrano», afirmando un fuerte y decisivo punto de apoyo para lograr los objetivos de la revolución conjuntamente con las otras fuerzas participantes —particularmente Córdoba—, derrotando a las que se organizaron para aplastar la rebeldía y contribuyendo así, decisivamente, al éxito en el orden nacional del movimiento revolucionario. Su libro es el testimonio del conductor de las operaciones en la Base Naval «Puerto Belgrano» y lleva el mensaje de sus reflexiones.
En su libro, Perren, considera que la mayoría de la Marina era antiperonista desde 1946. Asimismo, señala que la Armada «pagó el precio» por oponerse al ascenso del general Perón dentro del régimen militar (1943-1946) y a su candidatura a presidente, sufriendo la inmediata reducción de los efectivos navales en Capital Federal, el retiro de excelentes profesionales opositores y la persecución de cadetes en la Escuela Naval. Estas acciones gubernamentales generaron una reacción y, en consecuencia, desde 1948 se comenzaron a producir numerosas «reuniones antiperonistas» en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Respecto de la situación dentro de la Marina durante el gobierno de Perón, Jorge Perren sostiene que jurar la nueva Constitución peronista fue un «trago amargo» por sus preferencias normativas contra el régimen vigente.

HOMBRE DE CONSULTA
Junto a Mario Robbio formó parte simultaneamente del Consejo de Almirantes. En 1962, durante la presidencia de José María Guido, fue designado director nacional de la Marina Mercante y Puertos.
En agosto de 1963, el mismo presidente Guido creó el Consejo Nacional de la Marina Mercante, nombrándolo director del Comité Ejecutivo.
A lo largo de su vida, especialmente en su retiro, fue un hombre de permanente consulta, tanto por sus camaradas de armas como por quienes deseaban conocer aspectos de los acontecimientos históricos que le había tendido como protagonista.
El historiador norteame-riano Robert A. Potash, lo entrevistó en 1970, cuando reunía información para su monumental obra “El Ejército y la Política en la República Argentina (1928-1973)”, en tres tomos. En la Biblioteca de la Universidad de Massachusetts se conservan las notas de Potash recogidas en esos encuentros. Los temas comprenden la presidencia de Frondizi, la Armada y los intentos del Ejército por tomar el control del gobierno argentino.
Hoy accesibles en formato digital on-line, las notas de Potash puden consultarse en la sección “Special Collections and University Archives”, de las University of Massa- chusetts Amherst Libra- ries.

PALABRAS FINALES
El contralmirante Jorge Enrique Perrén, fallecido el 31 de marzo de 2002.
El contralmirante Perren, nuevejuliense, fue un protagonista de la historia argentina, especialmente entre 1955 y 1963, un período en que se gesta- ron hechos que determinaron un giro en la vida de la sociedad argentina. Parte de esa historia, también, se ha podido preservar gracias a sus escritos.

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