Por Héctor José Iaconis.
Pocas veces se ha dado, al menos en nuestra historia lugareña, que una arteria urbana haya sufrido tantas modificaciones en su denominación o, menos aún, que su nombre haya causado confusión.
La calle Córdoba o Robbio ha tenido la particularidad de ostentar cuatro nombres: Córdoba, Manuel Quintana, Nicolás L. Robbio y Nicolás H. Robbio.
“CORDOBA”
Este nombre le fue asignado por la Corporación Municipal de 9 de Julio tres años después de la fundación del pueblo, hacia 1866. En efecto, cuando la autoridad comunal civil, recientemente constituída, escogió la nomenclatura para las calles, impuso a la calle que corría paralela a Libertad y a Mendoza el nombre de la provincia argentina que ostenta el honor de poseer la universidad más antigua del país.
“MANUEL QUINTANA”
El 16 de junio de 1908 se impuso el nombre de “Manuel Quintana” a la calle que, hasta entonces, se llamaba Córdoba. No fue el único nombre que, en esa oportunidad, se otorgó a una calle. Otro fueron pretendidos aunque, en rigor, jamás prosperaron: Leandro N. Alem a La Rioja e Intendente Prieto a Santa Fe, entre otros.
Manuel Quintana había fallecido en marzo de 1906 ejerciendo el cargo de presidente de la República Argentina. Al momento en que le fue conferido su nombre a la arteria de 9 de Julio, completaba el mandado su vicepresidente José Figueroa Alcorta.
“NICOLAS L. ROBBIO”
Es muy probable que el nombre de Manuel Quintana, aún cuando había sido impuesto oficialmente, jamás haya sido usado por los vecinos. Tal vez, ni los propios ediles en 1914 ya recordaban la ordenanza que el mismo Concejo Deliberante había sancionado seis años antes; pues, en octubre de 1914, le adjudicaron el nombre de “Nicolás L. Robbio” a la calle Córdoba.
Nicolás Liberato Robbio, por lapso de casi cuadro décadas fue uno de los principales referentes en el ambiente político de 9 de Julio. Ocupó todos los cargos a que puede arribarse desde la órbita pública: comandante militar, juez de Paz, concejal y presidente del Concejo Deliberante, presidente de la Municipalidad, intendente municipal, consejero escolar, comisario de policía, senador y diputado ante la Legislatura provincial, defensor de menores; además de ser distinguido, con diversos cargos, en la dirigencia de su partido.
Admirado por sus correligionarios y, en muchas ocasiones, combatido acérrimamente por sus opositores, fue un personaje polémico en la historia política lugareña, en tiempos en que el fraude electoral era moneda corriente.
Nicolás L. Robbio falleció en Carlos Casares, a las 9 horas, del 28 de octubre de 1914. Un día más tarde, siendo su hijo Nicolás H. Robbio intendente municipal, el Concejo Deliberante de 9 de Julio sancionó una ordenanza por la cual imponía su nombre a la aludida calle.
“NICOLAS H. ROBBIO”
Promediando la década de 1970, cuando se efectuó la replanificación de la numeración de las calles y fueron confeccionadas nuevas “chapas” numerarias, un error, al parecer involuntario, hizo que se designe a esta calle con el nombre de “Nicolás H. Robbio”.
Podría conjeturarse que la errata se haya debido a una impericia, un error tipográfico o a un simple descuido. También pudo ser porque, para quien transcribió los nombre de las calles, resultaba más cercano en el tiempo el nombre de Nicolás H. Robbio (la “H” corresponde al nombre Higinio), quien también fue, como su padre, una figura reconocida en la comunidad.
Intendente municipal y legislador, era apodado por sus contemporáneos con el diminutivo de “Nicolasito”.
EL NOMBRE CORRECTO
Durante muchas décadas la calle fue llamada por su nombre primitivo, Córdoba. De hecho, aún en nuestro días hay muchos vecinos que siguen distinguiéndola con esa denominación.
El nombre correcto, tal cual fue impuesto por ordenanza de 1914, es el de “Nicolás L. Robbio”; aunque en las placas numerarias domiciliarias, diga aún “Nicolás H. Robbio”.