Por Héctor José Iaconis.
Marzo: Mes de la Mujer – Mujeres en la historia de 9 de Julio
Próximos a comenzar el Mes de la Mujer, recogemos la biografía de una dama destacada en la historia local.
* Había llegado a las playas argentinas en plena juventud, forjando -junto a su esposo- con tesonero trabajo, un hogar y una posición provechosa.
* Fue una generosa benefactora de varias instituciones sociales y religiosas de Nueve de Julio.
* Gracias a su contribución se hizo posible la construcción del antiguo Asilo de Nuestra Señora de Luján.
A pocos días del inicio del mes de Marzo, considerado como Mes de la Mujer, publicamos esta semblanza biográfica vinculada a una mujer nuevejuliense. Durante el mes de marzo, en adhesión al mes de homenaje a la Mujer, en la sección semanal de Historias de Vida, publicaremos la biografía de una mujer perteneciente a esta comunidad, que se haya destacado en la historia o que sea reconocida por su labor en nuestros días.
LA MUJER EN LA HISTORIA DE 9 DE JULIO
El protagonismo de la mujer en la Historia de 9 de Julio, es otra de las temáticas aún no abordadas profusamente. Salvo algunos artículos breves, publicados en la prensa, o compilados en alguna edición especial, no se han redactados estudios más profundos, por así llamarlo, en torno a ese particular.
Ya en las primeras horas de la fundación de la comandancia militar, cuando arribaban las tropas del coronel de Vedia, se denotaba el arduo trabajo de aquellas primeras pobladoras. Aunque muchos de sus nombres, en las fuentes, no se hubieren registrado, su aporte a la génesis de esta sociedad, es por demás significativo.
Las manifestaciones solidarias, el ejercicio de la caridad para con los más necesitados, y la búsqueda incesante por atemperar el malestar de sus semejantes, han poseído a la mujer como principal factor de gestión. Sea a través de las sociedades de socorros mutuos o de alguna institución de beneficencia, en el siglo XIX; como, más tarde, entre otras muchas agrupaciones, desde la Cruz Roja, la Sociedad Protectora de los Pobres, las congregaciones y cofradías parroquiales, las Iglesias Protestantes, la Sociedad Israelita, la comisión del Hogar Municipal de Ancianos, y el Asilo de Nuestra Señora de Luján.
En esa última institución, ya extinguida, brilló la luz sabia y oportuna de María Gertrudis Satostegui de Saralegui, una benefactora, a quien hoy traemos a nuestra páginas, como homenaje a todas aquellas mujeres empoderadas de su tiempo, que tanto bregaron por el bienestar de sus semejantes.
Había nacido a las 10:30 horas, del 16 de noviembre de 1851, hija de Manuel Satostegui y de Juana Micaela Ilarregui. Un día después, fue bautizada en la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, oficiando como madrina, su abuela materna, Juana M. Ilarregui.
Era española, oriunda de Yaben, una de las catorce entidades de población que integraban el municipio de Basaburúa Mayor, en el partido judicial de Pamplona, provincia de Navarra. Distante 5,5 kilómetros de su cabecera, a finales del siglo XIX, contaba con escasos 17 edificios; y una población que superaba, poco menos, los cien habitantes.
Al parecer, los años de su infancia, y los primeros de su juventud debieron transcurrir en aquella aldea. Recién el 20 de setiembre de 1875, el regidor de Yaben le otorgaba una cédula de pase para emigrar a América, en compañía de sus dos hermanos. Al concluir ese documento, agregaba que «la expresada Getrudis [sic] a observado en esta conducta irreprensible por todos conceptos»… Poco después, arribaba al puerto de Buenos Aires, a bordo del vapor «Vasconia».
EN ARGENTINA. SU MATRIMONIO
A breve de su arribo, contrajo matrimonio con Martín Miguel Saralegui y Azpiróz (1840-1926), un inmigrante, también español, llegado al país en 1861, que -afincado en Chivilcoy- se dedicaba a actividades comerciales y al cuidado de animales. Fruto de ese matrimonio nacieron Julia, Juana, Miguel, Pedro, Domingo y Gabriel.
A principios de siglo, junto a su esposo y uno de sus hermanos, poseían importantes extensiones de tierra, en el partido de 9 de Julio, logradas después del incesante trabajo. En 1901 ya habían fundado los establecimientos «San Miguel» y «La Carmelita». El primero, según una publicación de la época, en 1907, poseía 2700 hectáreas, figuraba a nombre de “J. M. Satostegui”, y se lo contaba entre las estancias más importantes del partido.
LA FILANTROPÍA
María Satostegui de Saralegui, estuvo ligada a las principales acciones solidarias, a poco en su definitiva radicación en una de sus estancias, en la localidad de Dudignac. Tanto en la Sociedad Protectora de los Pobres, como en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, se la contó entre las más significativas benefactoras. De hecho, uno de los redactores del periódico «El Pueblo», supo describirla como un «alma virtuosa, corazón de oro y bondad infinita, espíritu ejemplar, que fue toda su vida un viviente testimonio de caridad para sus semejantes, para los que sufriendo los asperezas del camino llegaron hasta ella en demanda de ese óbolo que nunca llegaba tarde; que fue tal como se lo imponía su generosidad infinita».
Son difíciles de enumerar, porque la lista se tornaría incompleta, los apostes realizados a la Iglesia parroquial por María Satóstegui. Desde la donación de dos de los altares laterales hasta el sostenimiento pecuniario de diferentes obras y contribuciones.
EL ASILO DE HUÉRFANAS
Desde dilatado tiempo se hacía sentir la necesidad, en la sociedad de 9 de Julio, de la instalación de un asilo para huérfanas. En enero de 1920, Cayetano de Briganti, a la sazón defensor de Menores, se refería a ello extensamente, a la vez que informaba acerca de la esbozada «expropiación del Hospital Español, actualmente transformado en local de fiestas y de recreo y al cual [se] destinará á ser Asilo de Menores, pues consta de un buen edificio y de un amplio terreno».
En realidad debieron transcurrir poco menos de un lustro, hasta el 6 de enero de 1924, en que era inaugurado el Asilo Taller y Escuela Profesional de Mujeres «Nuestra Señora de Luján», obra de la Liga Argentina de Damas Católicas. La bendición era realizada por monseñor Santiago Luis Copelo, obispo titular de Aulón y auxiliar de La Plata; con la presencia de monseñor Leandro N. Astelarra, más tarde obispo de Bahía Blanca, de monseñor Dionisio R. Napal y del presbítero Domingo Guida.
No habría sido necesaria una expropiación. La Liga de Damas Católicas, fundada en la parroquia de 9 de Julio tres años antes, había adquirido aquel local, a la Sociedad Española de Socorros Mutuos.
Una de las integrantes de esa institución fue Juana Saralegui de Mujica, quien -con la asesoría del padre Guida y la comisión de damas- hubo impulsado la materialización de ese, cuando aún era proyecto. María Satostegui de Saralegui, adhiriendo a la voluntad de su hija, efectuó las donaciones más significativas. Desde entónces, se constituyó en uno de los «puntales más valiosos del Asilo de Nuestra Señora de Luján».
PALABRAS FINALES
María Satostegui de Saralegui, falleció hacia la tarde del martes 13 de enero de 1931. Sus restos, después de ser amortajados en un ataúd artnoveau, fueron velados en una capilla ardiente, donde se montó un retablo, con candelabros y ocho jarrones. Luego, después del responso, fueron conducidos a la necrópolis en una carroza, tirada por seis caballos, y guiada por palafreneros.
«El Pueblo», relató las exequias, del modo siguiente: «En el atardecer del miércoles pasado, el pueblo de 9 de Julio vistió sus galas de rigurosos solemnidad, el procesionario desfile de almas, con suntuosos ramos de flores decía en su evidencia que había desaparecido una queridísima matrona; por eso el sepelio fue imponente, por eso la carroza fúnebre daba la impresión de un acontecimiento fuera de lo habitual, por eso el Templo Santo Domingo en el incesante doblar de campanas, llamaba a sus fieles, que llenaron sus naves, mientras el alumnado del Asilo «Nuestra Señora de Luján», hacía guardia de honor…».
«Así con todos los honores, tal como lo merecía María Satostegui de Saralegui, fue depositado su ataúd en el panteón de la familia, seguido por un numeroso cortejo, que testimonió a su manera el res quiat in pace [sic] por el tema de la caída y sus condolencias por hijos y deudos», afirmaba el citado periódico.
Después de más de poco menos de nueve décadas transcurridas desde su deceso, el recuerdo y los frutos de tan filantrópica dama, permanecen vivo en nuestra historia y en los muros del antiguo asilo (hoy Colegio Marianista “San Agustín”) que aún siguen en pie.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Para el estudio del protagonismo y la personalidad de María G. Satostegui de Saralegui, sintetizada en esta nota, pueden consultarse las siguientes fuentes primarias que :
1. Documentos relacionados con María G. Satostegui de Saralegui, en poder de su bisnieto. Roberto Castro (consultados en abril de 2002).
2. Archivo de la Empresa «Adolfo M. Luna S. A.», «Libro de Sepelios», tomo I, f. 42 (consultado en abril de 2002).
3. EL PUEBLO, año VI, nº 664, 9 de Julio, miércoles 14 de enero de 1931, p. 4, col. 4.
4. EL PUEBLO, año VI, nº 665, 9 de Julio, sábado 17 de enero de 1931, p. 3, col. 3.
5. EL 9 DE JULIO, año XXII, nº 2908, 9 de Julio, jueves 15 de enero de 1931, p. 3, col. 4 . (Archivo de Publicaciones Periodísticas «Esc. Ricardo Germán López», de EL 9 DE JULIO).
6. EL PUEBLO, año II, nº 6, Dudignac, abril de 1945 (número extraordinario)
7. Domingo Villarruel, «Anuario de Buenos Aires. Informativo, biográfico, descriptivo y de interéses generales», Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907, p. 50.
8. Documentos periodístcos pertenecientes al Archivo de Publicaciones Periodísticas «Esc. Ricardo Germán López», de Diario EL 9 DE JULIO.