historias de vida
Marzo: Mes de la Mujer – Mujeres en la historia de 9 de Julio
* Poseía solo diez años cuando, por razones laborales de su padre, debió radicarse en 9 de Julio. Desde entonces adoptó como propia la identidad nuevejuliense y permaneció afincada en esta ciudad.
* Cuatro décadas de su vida las dedicó a la profesión de Odontóloga; o, más bien, a sus pacientes, con quienes mantuvo cercanía, afabilidad y comprensión.
* Fue una de las primeras mujeres nueve- julienses graduada odontóloga. A poco tiempo de recibirse pasaba a retiro la recordada doctora Iturriza, quien la había antecedido en esta comunidad.
* Con generosidad de brindó a los más necesitados, desde el voluntariado.
Muchas veces, hombres y mujeres se ven inclinados a abrazar una determinada profesión, sin que, quizá, pueda conocerse la raíz del secreto resorte que impulsa hacia ese deseo. ¡Cuántas personas experimentan especial atracción hacia un fin determinado, el camino hacia el cual emprender la vida, sin poder explicar los motivos de tal tendencia!… Es que, como tantas veces lo hemos sostenido, existe una vocación esencial, un singular, especial y excepcional llamado… una puerta que aguarda ser abierta… un sendero que espera ser atravesado… una llama que espera convertirse en ardorosa hoguera. Quizás es ahí donde envuelve la verdadera felicidad del hombre, en el hecho prominente de hallar un sentido a la existencia a través de la materialización de una vocación.
Alicia Eceizabarrena de Argentieri, sin dudas, a lo largo de su extensa vida pudo vivenciar el encuentro con esa rica propensión hacia la elección de una carrera. A los 23 años se ciñó con ordenada afección a la odontología, brindándose de lleno a una labor que le demandó mucho de sí.
Había nacido en Moc- tezuma, Partido de Carlos Casares, el 7 de marzo de 1933, transcurrió allí parte de su infancia, comenzando a cursar la enseñanza primara y aprendiendo las primeras letras de manos de maestras catamarqueñas.
Contaba diez años de edad cuando se radicó definitivamente en 9 de Julio.
Su padre, Clemente Antonio Eceizabarrena, se desempeñaba como gerente de la sucursal Moctezuma de la casa “Llorente Hermanos”, y en ese entonces fue trasladado a la filial de esta ciudad.
Aquí prosiguió su formación en la Escuela Nº 1 “Bernardino Rivadavia”, y más tarde en el Colegio Cavallari. Al cerrar sus puertas este último debió concluir el quinto año, hacia 1951, en la Escuela Nacional de Comercio y Anexos.
LA ODONTOLOGIA
Inmediatamente después de culminados los estudios secundarios, advirtió su interés por la odontología. En efecto, ingresó en la Universidad de Buenos Aires, la casa de altos estudios donde, a esa altura, podía cursarse esa ciencia, pues en La Plata aún no había sido habilitada.
Su grado lo obtuvo el 13 de diciembre de 1956 retornando, enseguida, a 9 de Julio. El 1º de enero del año siguiente ya comenzaba a trabajar en la Asistencia Pública de 9 de Julio; y, un semestre después, abría su consultorio en la avenida Vedia 514 (hoy 458), a pocos metros de la avenida Río Negro (hoy Cardenal Pironio), lugar donde fue también su hogar.
Fue una de las primeras mujeres nuevejulienses graduada odontóloga. A poco tiempo de recibirse pasaba a retiro la recordada doctora Iturriza.
“Siempre –comentó Alicia Eceizabarrena de Argentieri, en una entrevista mantenida con Diario EL 9 DE JULIO, algunos años antes de su fallecimiento- tuve el apoyo de mis padres, los que me dieron la fortaleza necesaria para caminar por la vida y hoy me duele no habérselo agradecido cuando vivían. Luego, de mi propia familia, muchas veces olvidada ante mis obligaciones; y la fortaleza de la Fé, ‘ese gran regalo de Dios al hombre que da serenidad y seguridad para hacer con luz la travesía de este mundo’”.
Durante varias décadas prestó su inestimable apoyo a Caritas Parroquial de 9 de Julio, brindado la atención gratuita a gran cantidad de pacientes que no contaban con recursos.
En 1998, después de más de cuarenta años ininterrumpidos de dedicación a la odontología, se acogió a los beneficios de su jubilación.
“Fue un trabajo hermoso para mí – decía Alicia, luego de jubilarse-, los años pasaron sin que me diera cuenta. Fueron cuarenta años muy felices. Mi agradecimiento es para todas aquellas personas que me beneficiaron con su presencia, y que hicieron placentera mi vida durante tanto tiempo. Aún hoy extraño mi trabajo, y los pacientes; esa vinculación que uno tiene con el paciente, con la gente”.
PALABRAS FINALES
En Alicia Eceizabarrena de Argentieri podía contemplarse otro ejemplo de vida, donde el alto sentido del deber estuvo por sobre todos los demás intereses; donde el amor hacia sus pacientes se consumó en delicadeza y amistad. Falleció en 9 de Julio el 8 de septiembre de 2011.