Ornato y artes decorativas en el nuevo Salón Blanco

Tercera parte: La iluminación, los espejos y el piso

Por Héctor José Iaconis.

La composición de la iluminación del Salón Blanco de la Municipalidad (denominado en los comienzos como “Salón de Actos”), concebido por el ingeniero Luis Herbín en 1933, desempeña un rol esencial en el proyecto original de esta gran obra edilicia. Precisamente, aquí, las fuentes de iluminación natural y artificial fueron estudiadas y explotadas de manera tal que, en conjunto, forman un tópico en el diseño del ornato y la decoración del salón.

En la nota anterior nos referíamos a las cuatros grandes vidrieras o ventanales dispuestos en el recinto, los cuales constituyen el principal recurso para la captación de la luz natural. Aquí, el vidrio cumple su triple función, constructiva, decorativa y utilitaria, permitiendo el ingreso de una copiosa luz natural al recinto en la mayor parte de las horas del día; la cual, al mismo tiempo, incidiendo en los espejos, se refleja desde el lado que no tiene ventanas.
En cuanto a la iluminación artificial, desde el comienzo, el ingeniero Herbín, tuvo claro que debía existir un cambio radical en el paradigma pensado para con el viejo Salón de Recepciones de finales del siglo XIX. La luz no debía provenir de artefactos pendientes del techo, sino de una disposición completamente diferente.

De su mano surge la instrucción inicial: “El Salón de Actos llevará luz difusa, con lámparas sófitos, colocadas en la concavidad de la cornisa y a distancia conveniente de acuerdo a las reglas de luminotécnica”.

Acerca de la instalación eléctrica, Herbín, realizó varias precisiones. Por ejemplo, los conductores no podían “recorrer mayor intensidad de corriente de dos amperes por milímetro cuadrado de sección”. Las llaves y los tomacorrientes debían ser rectangulares y de marca “Hart”. Asimismo, siguiendo su expresa instrucción, los electricistas colocaron los tableros con interruptores de palanca. Precisamente, el tablero original del Salón Blanco funcionó con esas llaves, ya bastante vetustas, hasta comienzos del siglo XXI, en que fue reemplazado y llevado al Museo local para su guarda en 2004.

Desde el comienzo hubo diferentes cavilaciones acerca de la reposición en el lugar de las tres arañas que habían pertenecido al antiguo salón. Al presupuestar las obras, los constructores “Pagani & Berini” las incluyeron como existentes y elementos del nuevo salón; de hecho, también se dispusieron los circuitos para colocarlas. Sin embargo, finalmente, no hubo lugar para ellas y terminaron por adornar otros lugares: hoy sobreviven dos de las antiguas arañas, una en el Centro Cultural, Museo y Archivo Histórico local y otra en la parroquia de la localidad de Facundo Quiroga.

En esta fotografía se aprecia la iluminación natural y artificial actual del Salón Blanco. Si bien fue modificado el tipo de fuente lumínica artificial, se ha conservado el principio de iluminación difusa, desde la coniza. Atrás, se puede aprecian los espejos, acerca de los cuales nos referimos más abajo.

LOS ESPEJOS

En la única pared de debía carecer de aberturas, el ingeniero Herbín dispuso dos interesantes estructuras espejadas, en arco de medio punto, con aplicaciones de bronce niquelado.

Al pie de ambas fueron colocadas macetas de bronce patinado que, más tarde, sufrieron alteraciones.

Los espejos fueron cotizados por “Pagani & Berini” en 2333,33 pesos, junto a los que se colocarían en las puertas del Salón Buffet (hoy Salón de las Américas). Los espejos fueron instalados en septiembre de 1933. En octubre del mismo año, a las macetas de bronce o jardineras le fueron adosadas, de manera adicional, varillas de bronce como adorno.

Principalmente, los espejos proyectados por Herbín en el Salón Blanco, además de ser un elemento decorativo sugestivo, contribuyen a ampliar la sensación espacial, dando una idea de profundidad. El uso de los espejos con esta finalidad en los interiores no es una innovación de Herbín. El viejo salón, precedente del actual, los había tenido encuadrados, con suntuosos marcos de estilo, que fueron echados de menos por muchos que los había contemplado en su tiempo. Tal como lo expresan Edith Wharton y Ogden Codman, “los antiguos decoradores franceses confiaban en el reflejo de los espejos para producir un efecto de distancia en el tratamiento de los grandes salones”.

Por otra parte, como se dijo, su composición se conjuga con el juego de luces, confiriendo una mayor luminosidad.

Los espejos del actual Salón Blanco, tal como fueron proyectados por el ingeniero Luis Herbín en 1933 (fotocopia en soporte papel, mejorada digitalmente).
Otra imagen en la que puede verse los espejos. Foto Gentileza de Elisabet Urso.
Detalle de los apliques en bronce que poseen los espejos. Se reflejan, entre otros elementos de su ornato, la escultura, los arcos de medio punto de las vidrieras y la iluminación que proviene de la cornisa. Fragmento de una fotografía tomada por Fabián Prado.

EL PISO

El piso de parquet del salón fue colocado siguiendo las expresas directivas del proyectista. Se lo dispuso según el diseño denominado “bastón roto”, “sobre un piso entablo-nado correspondiente”.

El denominado “bastón roto” o patrón de chevrón, hace referencia a la disposición de las piezas en la superficie, para tablas cortas de longitud y anchura uniformes. Estas se colocan en ángulo recto entre sí formando una “V”, alternando el borde de cada una.
Las guardas en cedro debían formar “pendant con las vigas del cieloraso”.

La instalación del piso del salón se verificó entre agosto y septiembre de 1933.

La inspección de cada una de las obras desarrolladas en el salón estuvo a cargo de un integrante del estudio del ingeniero Herbín, el experto dibujante Carlos J. Turina. Su presencia en 9 de Julio fue gravitante para el desarrollo de algunas obras públicas importantes para la comunidad.

FUENTE PRIMARIA
– Archivo Administrativo de la Municipalidad de 9 de Julio. Expte. n° 8. Año 1933: «Refección y modernización del salón de actos públicos. Construcción de dependencias y refección de la casa municipal”.

BIBLIOGRAFIA GENERAL
– J. ADELINE, Vocabulario de términos de arte, Madrid, La Ilustración Española y Americana, 1888 (traducción de José R. Mélida).
– STEPHEN CALLOWAY y ELIZABETH CROMLEY (ed.), The Elements of Style. An practical encyclopedia of interior architectural details from 1485 to the present, New York, Simon & Schuster, 1996.
– FELIX CARDELLACH, Las formas artísticas de la arquitectura técnica. Tratado de ingeniería estética, Barcelona, Librería de Agustín Bosch, s.f.
– A. RAGUENET, Materials and Documents of Architecture and Sculture, Chicago, G. Broes van Dort Co., 1915, 10 vol. (Reedición de Matériaux et Documents d’Architecture et de Sculpture, París, 1872-1914).
– EDITH WHARTON y OGDEN CODMAN, The decoration of houses, New York, Charles Scribner’s Sons, 1914.

BIBLIOGRAFIA ESPECIFICA
– PAMELA HEYNE, Today’s architectural mirror. Interiors, Buildings, and Solar Designs, New York, Van Nostrand Reinhold Company, 1982.
– SERGE ROCHE, GERMAIN COURAGE y PIERRE DEVINOY, Mirrors, New York, Rizzoli International Publications, 1985.
– En línea, el excelente Diccionario de Storck, disponible en http://justinstorck.free.fr/

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