9 de Julio y la Primera Guerra Mundial

Por Héctor José Iaconis.
Entre 1914 y 1918 se desarrolló en Europa la Primera Guerra Mundial. El conflicto bélico afectó con diferente magnitud la vida de la humanidad que aún no había terminado de dejar atrás la cosmovisión del siglo XIX.
En los años en los cuales se extendió el conflicto y, sin dudas, también después, la sociedad nuevejuliense se vio afectada por una situación de crisis global. Por un lado, fue tiempo de escasos recursos, particularmente aquellos que estaban directamente vinculados con Europa.
Las importaciones provenientes de los países en conflicto se redujo considerablemente y, aunque lejos de aquel territorio, muchas señales recordaban a diario, a la comunidad de 9 de Julio, que Europa estaba en guerra.
La llamada “crisis del combustible”, generada poco después afectó a buena parte de los grandes talleres y, en particular, a las usinas. Hasta el comienzo de la guerra el petróleo importado suplió más de noventa por ciento del consumo argentino.
La usina eléctrica local estableció un régimen más reducido en el horario de provisión de energía. No obstante, merced a las gestiones oficiales, se procuró evitar la falta de petróleo. En 1918, el intendente municipal Guillermo Gougy, por intermedio de los gobiernos nacional y provincial, consiguió que se suministre el combustible desde el yacimiento de Comodoro Rivadavia.
Al faltar la materia prima procedente de Europa, algunos industriales de 9 de Julio se valieron del ingenio para suplir aquellas necesidades; fabricando repuestos o accesorios que no eran manufacturados en el país. Esta situación se verificará de manera casi análoga en los años de la Segunda Guerra Mundial, oportunidad en la cual también carestía de insumos
El impacto de la Primera Guerra Mundial en la Argentina es una temática que no ha sido pródigamente abordada. No obstante, la mayoría de los estudios que la tratan, ofrecen interesantes referencias. La adversa situación económica que atravesó el país en esos años tuvo su proyección en la comunidad de 9 de Julio, cuya dependencia de la actividad agrope-cuaria era absoluta. No tardaron en escasear las fuentes de trabajo, generando que muchos vecinos migren a la gran ciudad.
En el campo, los desocupados podían hallar un empleo, desde luego inestable, con suerte durante la cosecha, por un salario decididamente magro.

Kermeses organizadas el 20 de septiembre de 1917 con la finalidad de recaudar fondos para las víctimas de la guerra. Fueron organizadas por la Cruz Roja (Fotografía Derosa).

FAMILIARES Y AMIGOS EN EL FRENTE
La población de extranjeros, en mayor medida italianos y españoles, era alta en 9 de Julio. Muchos de ellos habían dejado en Europa parte de sus familias (padres, hermanos, esposa e, incluso, hijos). Más de uno sabía que un pariente o amigo luchaba en el frente.
Por ello, el desarrollo del conflicto fue seguido con gran atención por los vecinos. Los diarios nacionales informaban copiosamente sobre la guerra y este era el medio predilecto para hacerse de noticias.
La Sociedad Italiana había dispuesto en su sede de un pizarrón o placarte donde registraba, diariamente, las noticias que llegaban desde Europa concernientes a la guerra. El pirotécnico Derosa detonaba una bomba toda vez que había alguna novedad importante y, sin dudas, las salvas que anunciaron el armisticio de 1918, causaron emoción entre los vecinos. De hecho, el pueblo salió a las calles y se dispuso a marchar con algarabía, llevando al unísono la consigna de «¡Viva la paz!».

Otra vista de los organizadores de las kermeses del 20 de septiembre de 1917. Las integrantes de la Cruz Roja posan junto a las autoridades del Comité organizador.

ACCIONES SOLIDARIAS
La solidaridad de la comunidad de 9 de Julio para con las víctimas de la guerra fue visible a través de algunos eventos que se realizaron en ese sentido. Fueron populares las kermeses organizadas por la Sociedad Italiana “Amistad y Trabajo” o por la Sociedad Italiana “Conti di Torino”. La Cruz Roja y un Comité especial trabajaron en la organización de aquellas.
Existieron, asimismo, aportes particulares o individuales que contribuyeron con esas causas.
En ese contexto histórico complejo, como en tantos que se verificaron a través de los decenios, la solidaridad de la comunidad fue claramente manifiesta en acciones concretas. 9 de Julio es, en efecto, una comunidad solidaria y de ello hay muchos testimonios a lo largo de su historia.

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