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Fotos con historia: la rotonda de la Plaza “General Belgrano”

La fotografía que publicamos hoy, tomada por el estudio fotográfico de Adobato, permite conoce las características, al menos las que la imagen nos permiten alcanzar, que poseía la llamada “Rotonda”. Una construcción, a manera de escenario, que se alzaba en el centro de la Plaza «General Belgrano», en el mismo lugar donde hoy se encuentra la fuente.
Fue, aquel, el espacio escogido para la realización de los actos oficiales y, en las tardes de domingo, sirvió de escenario para que las bandas de música ejecuten sus acordes.

1. LA CONSTRUCCIÓN DE LA «ROTONDA»
En 1907, desempeñando el cargo de intendente municipal, el doctor Tomás D. West, surgió la progresista iniciativa de construir un cordón y un «chiosco» [sic] -así denominaron a la «rotonda»- en la plaza principal, del todavía pueblo de 9 de Julio.
En efecto, la elaboración de planos respectivos al proyecto, y quizá también del pliego de condiciones, le fue confiada a Ciro Contarini, a la sazón encargado de la Oficina de Obras Públicas de la municipalidad. Natural de Italia, Contarini, poseía acabados conocimientos acerca de la arquitectura y la ingeniería; así puede advertirse, con la lectura de muchos croquis y bocetos, trazados de su mano.

2. LAS OBRAS
La «rotonda», debía poseer un diámetro de 10 metros, por 2.50 de altura -entiéndase, total- y 0.50 de cimientos.
El trabajo de mampostería se efectuaría, «con ladrillos de cal bien cocidos, mojados antes [de] ponerlos», adheridos mediante una mezcla «formada de una tercera parte de cal […] y dos terceras partes de arena del sitio…». Se colocaría un piso de baldosas, dos escaleras de mármol y una «balaustrada». El piso, por su parte, debía tener «una pequeña inclinación desde el centro de desagüe al exterior, por medio de caños dispuestos en debida forma».
En principio, los materiales necesario sería proporcionado por la municipalidad, al constructor. Este habría sido seleccionado mediante licitación.
Los trabajos, según el pliego de condiciones, debían concluirse en tres semanas, a partir de la rúbrica del contrato de locación.
La edificación de la rotonda, probablemente se licitaba junto con la construcción del cordón «alrededor de la plaza». Así, al menor, lo hubo entendido el albañil Salvador Ammirati, quien elevó un presupuesto de mano de obra.
También, Vicente Martino, constructor -domiciliado en el 327 de la calle Corrientes, en 9 de Julio- el 28 de octubre de 1907, cotizó ambas obras; ofreciendo, como otra opción, el aporte del material necesario.
Otras ofertas que arribaron, en derredor a esta obra, fue la de Esteban Rossi, propietario de una marmolería, ubicada en la calle Charcas, en Buenos Aires. Brindaba unas 152 balaustras, las dos escaleras de mármol y las cobertinas [sic] blancas.
Al mismo tiempo, Enrique Cassani, hornero de ladrillos, y de prestigio en la zona, hacía lo propio con su producto.

3. LA EJECUCIÓN DE LOS TRABAJOS
El 4 de enero de 1908, Salvador Ammirati concluía la construcción del cordón. Al parecer, la rotonda, debió erigirse poco más tarde. Pues, el 6 del mismo mes, Raimundo Rossi, de la empresa «Esteban Rossi», escribía a la intendencia municipal explicando que «el trabajo de las escalinatas [de] mármol que nos piden, será empezado enseguida… Esperamos entregar dicho trabajo en […] quince o veinte días…».
Los 120 metros cuadramos de mosaicos, para el piso, fueron adquiridos a Benito Spinedi. Junto a su hermano, era propietario de «La Helvecia», una fabrica porteña fundada veintiocho años antes. Tan acreditada era esta que, a esa altura, ya había recibido importantes premios en las exposiciones de Buenos Aires (1882), Mendoza (1885), Paraná (1888), París (1889), Chicago (1893) y San Luis (1903); así como el gran diploma, con medalla de oro, en la exposición nacional de 1899.
Las balaustras, debieron encargarlas a Antonio Vigilante, dueño de un taller de esculturas en yeso y tierra romana, situado en la calle Rincón al 433, también en la Capital Federal. En el pedido, se incluía una copa o florero; adorno que, quizá, iba a ser destinado para la rotonda.
En el plano que Contarini había dibujado, el 15 de octubre del año anterior, figuran, trazados con lápiz, dos especie de floreros. Esto, evidencia que habría existido el deseo de engalanarla con ellos.
El proyecto original, tal como fue seguido, poseía solo dos escaleras; opuestas, una enfrentada a la calle Libertad, y la otra a Independencia (hoy Irigoyen). Más tarde debieron ser construidas las otras dos.
De hecho, el periódico «El Luchador», en mayo de 1910, publicó una fotografía de la rotonda. Allí, todavía, sólo aparecen las dos escaleras primitivas.
Aún se conserva la liquidación contable de la mano de obra. La misma, parece haber sido confeccionada luego de concluidos otros trabajos «extras» que, las autoridades municipales, confiaron al mismo constructor.
Según se desprende de ese documento, la rotonda importó -descontando los materiales y la colocación de la columna de alumbrado- 1210,88 pesos; y fue realizada por el albañil Ammiratti.

4. SU DESTRUCCION
Puede decirse que la rotonda tuvo una duración bastante breve. Con el correr de los años, la construcción no fue preservada de manera adecuada; más aún, como consecuencia de la falta de una custodia policial, no falta quienes la emplearon como “baño público”.
En una cálida noche, promediando enero de 1920, un grupo de hombres demolió la llamada «rotonda». Así pues, el 10 de enero de aquel año, el intendente municipal, Eduardo Fauzón, había decreto la demolición de la «rotonda existente en el centro de la Plaza…». El fundamento que sostenía su disposición era que, tal edificación, «no llena[ba] ninguna necesidad pública, y en cambio obstaculiza[ba] el tráfico obligando a hacer un recorrido innecesario». Ocurre que el intendente, «convencido de que se de[bía] dar al público la mayor suma de comodidades», deseaba librar «al servicio público, y para el uso de coches y automóviles […], la cuadra de la avenida Vedia comprendida entre las calles Bmé. Mitre y Primer Centenario [hoy Avda. Libertador General San Martín]».
Afortunadamente, el proyecto de Fauzón de dividir la plaza, para unir la avenida Vedia con 25 de Mayo no prosperó. Aunque, cabe recordarlo, no fue el único funcionario municipal en considerar, alguna vez, esta descabellada idea.

FUENTES
1. Archivo de la Municipalidad de 9 de Julio, «Cordón y Rotonda en la Plaza General Belgrano», exp. S/d., año 1907. En este expediente, también se conservan los planos confeccionados por Contarini (consultado en el año 1992). 2. Ibidem, «Libro de Decretos y Resoluciones de la Municipalidad de 9 de Julio», nº 2, f. 41. 3. «El Luchador», 9 de Julio, 25 de mayo de 1910. Edición especial. 4. «El Orden», 9 de Julio, octubre de 1938. Álbum conmemorativo .

Por Héctor José Iaconis.

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