Por Héctor José Iaconis
El 2 de junio de 1895 comenzó a aparecer en 9 de Julio el periódico “El Porvenir”. Su fundador, Antonio M. Millán, a la vez si primer propietario, había dirigido un lustro antes “El Municipio”, una de aquellas publicaciones fugaces que habían dado inicio a la historia del periodismo en el lugar.
Si bien Millán era un experimentado periodista, confió la dirección del nuevo órgano a Loreto Domato, con las funciones de administrador y regente.
En sus orígenes, “El Porvenir” comenzó apareciendo con una frecuencia bisemanal, los días jueves y domingos y era identificado como un “periódico literario, comercial y noticioso”. Su formato, para la época, era más o menos típico respecto de otros diarios que circulaban en la provincia de Buenos Aires: 40 por 58 centímetros era la medida de la página, la cual estaba diseñada a cinco columnas de siete centímetros, es decir, 185 ½ puntos en la escala de cíceros (unidad de medida tipográfica). La tipografía de los textos oscilaba generalmente entre los cuerpos 6 y 9.
En la primera página era frecuencia la introducción del “Folletín”, que consistía en la publicación periódica, en fragmentos, de una obra literaria.
Para 1898, Hermenegildo Ocampo fue puesto al frente de la dirección de “El Porvenir”, conservando Millán la propiedad de la imprenta y Domato la regencia del periódico. Al resto de personal, compuesto por redactores, tipógrafos y maquinistas, lo completaban Cándido S. Ávila, Pablo Bersover, Manuel Cabanillas, Juan Montiel, Cruz Cortés, Diego Contreras, Gregorio Alonso y Ramón Contreras.
Para 1907 algunas variantes importantes había marcado el destino de “El Porvenir”. Por un lado, se encontraba al frente de la dirección, Benjamín Fernández. Militante de la Unión Cívica Radical le confirió al periódico una orientación un tanto crítica frente al gobierno municipal de entonces; postura que fue agudizándose aún más en los años sucesivos. Por entonces, la tirada era de trescientos ejemplares de ocho páginas, y conservaba el mismo tamaño de planas, como así también similar diseño.
Cuando Benjamín Fernández fue llamado a integrar el Consejo General de Educación de la Provincia de Buenos Aires, halló necesario delegar la dirección de “El Porvenir”. En un principio, alquiló la imprenta y el periódico a Pedro Rodríguez quien, en 1923, desistió de proseguir al frente del mismo. En consecuencia, en mayo de ese año, Fernández alquiló a Juan Galluppi di Cirella, quien a poco de hacerse cargo trasladó las instalaciones a un local en la calle Salta entre Libertad y la avenida Primer Centenario (hoy Libertador General San Martín).
Pocos años más tarde, Galluppi compró a Fernández tanto la imprenta como el periódico, convirtiéndolo en un medio de circulación diaria hacia 1932.
En el edificio ubicado en la esquina de Salta y Corrientes, “El Porvenir” prosiguió una prolongada trayectoria de poco menos de dos décadas más. Tras el fallecimiento de Juan Galluppi, en mayo de 1935, sus hijos Vicente y Teófilo se hicieron cargo de la dirección y de la administración de “El Porvenir”, respectivamente, hasta febrero de 1957 en que debido al encarecimiento de los materiales tipográficos debió desaparecer. La imprenta, no obstante, continúa su labor hasta nuestros días, constituyéndose en la empresa gráfica más antigua que funciona en la ciudad.
Las páginas de “El Porvenir” reunieron a prestigiosos colaboradores, entre quienes se encontraban, en diferentes épocas, el ingeniero Héctor Sibilla, el doctor Manuel López Moreno, Antonio Llineras, Juana Elías de Mascheroni y Emilio Naudín. Los hechos más relevantes de la historia de 9 de Julio, sucedidos entre los últimos años del siglo XIX y los primeros cincuenta del siguiente, fueron recogidos por ese periódico que, desde su ubicación en el pensamiento y en la orientación de su opinión, brindó su aporte cultural a la sociedad.