Bandas de Música que hicieron historia

La primera banda de música que fue organizada en 9 de Julio, de la cual se tienen noticias, surgió tras la fundación de la “Sociedad Filarmónica del 9 de Julio”, institución que fue constituida hacia marzo de 1879.
Tanto de la Sociedad Filarmónica de 9 de Julio como de la Banda, Eustaquio Díaz fue uno de sus mayores referentes. Vecino emprendedor, interesado por el desarrollo institucional del pueblo, se encontraba establecido en el lugar a comienzos de la décadas de 1870. en 1874, junto a su hermano Eladio, había formado una Mensajería y servicio de galeras.
La dirección de la banda le cupo al maestro Telésforo Tollo quien, sin ser vecino de 9 de Julio, era una persona conocida por los vecinos de entonces. Una década atrás, había ejecutado durante la ceremonia de bendición de la capilla del pueblo y, desde entonces, de alguna manera, estuvo vinculado a la comunidad. Entre los músicos que conformaron aquella primera banda de música de 9 de Julio, se encontraban: Albino Díaz, trombón; Pablo Cavillac, Ramón Monteverde y Luis Vitali, bombardinos; Pedro Borovia, Teodoro Maqueda y Noé Magnoni, percusión; J. Gosueta, tuba; Juan Sáez, Claudio Orbea y Francisco Irigoyen, trompetas y Honorio Maldonado, corneta de pistones. También, Pedro Sendoya y Teniente Olmedo la integraron, aunque no se conoce con precisión si lo hicieron como músicos o como integrantes de la Sociedad Filarmónica.
Al leer sus nombres, es factible advertir que una buena parte de ellos fueron la cabeza de familias que se establecieron en el pueblo a poco de ser fundado y de los cuales, sus descendientes, aún viven en la ciudad. Monteverde, Orbea, Magnoni, Sáez, Sendoya y Maqueda habrán de se reconocidos, más tarde, por su labor en algunas instituciones de la ciudad o por su vinculación con algunas actividades mercantiles.
La Corporación Municipal (tal era el nombre que se daba, por entonces, a la Municipalidad) brindó, desde su fundación, una subvención mensual de 250 pesos a la Sociedad Filarmónica y, por intermedio de ella, a la banda.
Si bien no se conoce, con referencia fehaciente, el tiempo que esta banda permaneció formada, se estima que fue de breve duración. El último asiento que se encuentra registrado en el libro de contabilidad municipal, que certifica el pago de la mensualidad, es del 6 de agosto de 1880; sin embargo, otra fuente da cuenta de que, en la fiesta del 12 de octubre de ese año, había ejecutado una banda de música.
Haya sido o no breve el tiempo en que, la primera banda de música de 9 de Julio, brindó sus acordes a la pequeña población, es sumamente meritorio el esfuerzo y la dedicación que pusieron aquellos vecinos, en momentos en que las circunstancias podían tornarse adversas.
Para mayo de 1882, se encontraba formada en 9 de Julio una banda infantil, bajo la dirección del maestro Ernesto Repossi. Esta agrupación recibió enseguida el apoyo de la Corporación Municipal, la cual le asignó una subvención.
Unos años más tarde, la Municipalidad optó por delegar en una comisión de vecinos la administración y el sostenimiento de la banda de Repossi, cometido que no tuvo un final feliz. El 17 de enero de 1885, fue designada una comisión integrada por Juan Sáez, a quien eligieron para desempeñar el cargo de presidente; Esteban Sayavedra (tesorero), Ismael Justo (secretario), Abelardo B. Parodi y Francisco Vita.
Una muy efímera existencia tuvo la aludida comisión, que debía cooperar con el sostenimiento de la banda. En la reuniones se notó un gran disparidad de criterios que llevaron a Parodi y a Vita a presentar su renuncia el 9 de febrero del mismo año, a quienes se unió el secretario Justo. En consecuencia, con apenas un mes de labor, la comisión debió ser disuelta.
Ya constituido el régimen municipal, con la conformación que, básicamente, el intendente Tomás West atendió un atractivo proyecto que le ofreció el maestro Pedro Scarsi para la organización de una banda de música. El 30 de diciembre de 1887, West y Scarsi rubricaron un contrato por medio del cual, el segundo se comprometía a “buscar músicos, enseñarles y organizar la banda de música, debiendo tocar todos los domingos del año en la plaza pública durante dos horas por día; y los jueves, durante los cuatro meses del verano, de noviembre a febrero, también durante dos horas por la noche”.
La Municipalidad se comprometía a proporcionarle, al maestro Scarsi, el local para los ensayos, los instrumentos musicales necesarios y una remuneración mensual de 30 pesos.
Aunque aún se encontraba organizada la banda de Scarsi, en el maestro Liberato Patuna, en 1895, fundó una nueva, de la que formaron parte Vicente y Carmelo Derosa, Francisco Arciprete, César La Corte (hijo), José Bettolli, E. Hoessé, Roque Scudiero y J. Macchione, entre otros. Según el historiador Buenaventura Vita, la banda de Patuna solía amenizar los actos proselitistas del comité local de Unión Cívica Nacional (el Partido Mitrista), por lo cual algunos la consideraban “la banda oficialista”; y, tal vez, por ese motivo, no tardó en recibir el apoyo de la Municipalidad, a través de una subvención que le fue acordada en marzo de ese año.
Dos años más tarde, Antonio Maranessi, organizó dos bandas formadas, casi en su totalidad por niños. Una de ellas, desde enero de 1899, fue considerada “Municipal” por lo cual el Concejo Deliberante le otorgó una mensualidad de cien pesos, a partir de junio del mismo año.
A esa lista de bandas que existieron en 9 de Julio deben ser sumadas las bandalisas o pequeñas bandas que pudieron existir por breve lapso de tiempo. De la que se tiene mayor información, aunque no del todo abundante, es la que perteneció a la Guardia Nacional de 9 de Julio, que fue constituida en el último cuarto de la década de 1890.
La organización de una banda de música estable debió demorarse hasta entrado el siglo XX. Ubaldino Lafranconi fue, sin dudas, una de las figuras que dio, a 9 de Julio, el mayor aporte como músico, compositor y como pedagogo de notable talento; y precisamente a él se deben los desvelos por organizar una banda que tuviera perdurabilidad. En efecto, la figura del maestro Lafranconi fue clave en la organización de las bandas de música que, sucesivamente, existieron en 9 de Julio. Resultaría difícil enumerar la totalidad de los músicos que ejecutaron, a lo largo de aquellos años, en las bandas de Lafranconi. Sabemos que, hacia febrero de 1921,
una de ellas estaba compuesta por Vicente y José Oliverio, José Doga, Santos Chiarello, Abelardo Torres, Juan Demarco, Alejandro Bonini, Juan Redrado, Nicanor Tellechea, Cayetano Scaramasino, Luis y Pascual Aita, Leopoldo Barredo, José Acuña, Luis Zanelli y Luis Barroso, quienes ejecutaban, además de la percusión, una media docena de bombardinos o barítonos, una tuba, un bajo helicón, una flauta traversa y un par de trompetas.
LA BANDA, LA PLAZA Y EL PASEO
La Plaza “General Belgrano” fue, durante varias décadas, el espacio donde, en las tardes de domingo, las bandas ejecutaban su música, animando el llamado “paseo”. Personas de todas las edades caminaban por las callejuelas internas de la plaza, deleitándose con los acortes de la banda. En algunas ocasiones, las bandas del maestro Lafranconi ejecutaban en un escenario de mampostería que, hasta 1920, existió en el centro de la plaza –donde hoy se encuentra la fuente-, y al que llamaban
“Rotonda”. Las bandas también solieron ejecutar, una vez demolida la “rotonda” sobre la “circunferencia de mosaicos”, que aún existe en la plaza (a su margen se encuentra, actualmente, el monumento a la Madre).
LA FORMACION DE LOS MUSICOS DE LAFRANCONI
El maestro Lafranconi solía enseñar la música (teoría y solfeo) y la técnica instrumental, a los potenciales integrantes de la banda, de manera gratuita. Luego, como una forma de contraprestación, ellos ejecutaban gratuitamente durante un tiempo.
Lafranconi vivía en la calle Córdoba entre Mitre y La Rioja, allí funcionaba un conservatorio que dirigía junto a su esposa, Ana Madruga. En la parte posterior del patio, poseía un salón donde ensayaban semanalmente sus bandas.
EL PROYECTO DE RAMON PORATTI
La banda de música municipal organizada en los primeros meses de 1927, para finales de marzo y comienzos de abril, había conseguido importantes avances. Tanto así que un medio de prensa, luego de que su cronista presenciara uno de los ensayos, comentó: “La preparación no puede ser más excelente”.
“9 de Julio –prosigue la nota periodística de la época- tiene ya una banda que, en breve, será un alto exponente del arte. El profesor Juan Belli, con una dedicación entusiasta, ha sabido dar cumplimiento a satisfacción, de la delicada tarea que hace tres meses le encomendara la Comisión Especial, designada para ello por el intendente municipal, Ramón Poratti”.
El debut de la Banda de Música Municipal, creada a instancia de Poratti, y dirigida por el profesor Belli, tuvo lugar en el Teatro “Rossini” de 9 de Julio, el miércoles 13 de abril de 1927. En la oportunidad, una numerosa concurrencia, que colmó buena parte de la capacidad de aquella antigua sala, escuchó atractivos pasajes instrumentales -ejecutados con maestría por el nuevo grupo- de “Il trovatore”, la legendaria ópera que Giuseppe Verdi compuso en 1853.
La presentación de la nueva banda, al decir de la crítica recibida por parte de la prensa, debió ser apoteótica. El entonces periódico “El 9 de Julio”, afirmó que “el comentario público ha girado en torno a la excelente presentación de la banda de música”.
“La noche del miércoles –indica el mismo artículo periodístico-, el público congregado en el Rossini, pudo constatar que los ensayos realizados durante meses han sido provechosos. Perfectamente uniformado el personal, con una instrumentación brillante, impresionó bien al público, aprobándose con ruidosa salva de aplausos la labor musical”.
“Tenemos una banda de primer orden, con músicos entusiastas que han de seguir en progresos constantes”, opinaba el periódico “El 9 de Julio”.
La banda contaba con veinte instrumentos: una flauta traversa (y un flautín o “piccolo”), tres trompetas, un requinto, tres clarinetes, una tuba, un bajo “helicón”, dos genis, tres bombardinos, tres trombones, un bombo con platillos y un tambor. Esta constitución, por supuesto, sufrió muy considerables variantes, pues pronto habrían de incorporarse nuevo músicos. Salvador Chiefari, aunque se desempeñaba como segundo maestro, también ejecutaba el clarinete.
LA REGLAMENTACION DE LOS SERVICIOS
Una vez organizada la Banda de Música Municipal, la comisión de vecinos que la había impulsado no cesó en sus funciones. Por el contrario continuó brindando su aporte para el sostenimiento de misma.
El 3 de mayo de 1927, Victorio Cavallari, a la sazón presidente de la Comisión Pro-Banda se dirigió al intendente Poratti para solicitarle que, la subversión que otorgaba la Municipalidad fuera incrementada a 800 pesos mensuales.
“Aún –escribía Cavallari a Poratti- cuando podemos considerar resuelto el problema de dotar a esta ciudad de una buena banda de música, mucho queda por hacer todavía para que sea realmente lo que 9 de Julio se merece, dada su importancia comercial, política y social. Pero para llegar a lo que esta comisión se propone, necesita contar con mayores fondos”.
El intendente Poratti y los ediles del Concejo Deliberante vieron con beneplácito el requerimiento formulado por el presidente de la Comisión. Pocos meses después, hacia noviembre de 1927, el Ejecutivo municipal envió el Concejo un proyecto de ordenanza aumentando la asignación anual y reglamentando los servicios de la banda.
Esa ordenanza, que fue sancionada por el Concejo Deliberante en la sesión del 18 de diciembre del mismo año, incrementaba la subvención municipal para la banda a 12.000 pesos anuales. Ese monto era distribuido de la siguiente manera: 800 pesos mensuales, desde abril hasta septiembre, y 1200 pesos mensuales, desde octubre hasta marzo.
Según la citada reglamentación, la banda prestaba sus servicios “todos los domingos y días feriados oficiales, durante la temporada de otoño e invierno, y los días jueves, domingo y feriados oficiales durante los meses correspondientes a la temporada de primavera y verano”. El intendente municipal o el Departamento Ejecutivo municipal se reservaban el derecho de enviar a la banda a las localidades del interior del partido, pero sólo una vez por año a cada una.
EL FINAL

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