Por Héctor José Iaconis.
Se pierden, en el inexorable devenir de las décadas, cientos de nombres de hombres y mujeres que, de una manera u otra, contribuyeron a construir la comunidad de la que hoy formamos parte. No siempre los documentos nos permiten identificarlos y, en muchos casos, es apenas un nombre en una nómina, un censo o alguna antigua cuartilla, lo que sobrevive de ellos.
El nombre del padre Benigno Agapito Álvarez forma parte de la historia de 9 de Julio. Una pequeña porción de la historia de la Iglesia en estas tierras donde pudo dejar una huella.
Del alcance de su trabajo apostólico puede que exista muy escasa información; no obstante, sabemos que, en su breve estadía en 9 de Julio se impuso sugestivas aspiraciones. La más encumbrada, por lo noble y meritoria, fue la de fundar un instituto de enseñanza que estuviera dirigido por religiosas.
Había nacido en España en 1864, emigrando tempranamente a la Argentina.
Poco o nada se sabe acerca de la vida del padre Álvarez antes de su estado clerical. Escasas noticias nos llegan, incluso, de sus primeras correrías apostólicas luego de su ordenación presbiteral.
Cursó los últimos dos años de Teología en el Seminario Conciliar de Buenos Aires y concluida su formación recibió la ordenación presbiteral el 20 de diciembre de 1890. Uno de los primeros ministerios que le fueron confiados fue el de capellán de la recientemente creada iglesia del Pueblo Maya, hoy Carlos Casares, el 29 de julio de 1898[1].
CURA PARROCO DE 9 DE JULIO
El padre Benigno Álvarez fue nombrado, por el obispo de La Plata, monseñor Mariano Espinosa, Teniente Cura, a cargo de la parroquia, de Santo Domingo en 9 de Julio el 20 de enero de 1900. El padre Domingo Brandaríz, cura párroco hasta entonces, emprendía un viaje a España, su tierra, y se le confiaba al primero la tarea de reemplazarlo interinamente[2]. Poco más de un año después, el 31 de mayo de 1901, el nuevo obispo de La Plata, monseñor Juan Nepomuceno Terrero, le hubo extendido el título de Cura Vicario[3].
Durante su breve tarea apostólica en 9 de Julio, el joven sacerdote, desarrolló una interesante labor en la cura de almas.
En junio de 1902, merced a algunas donaciones de vecinos de la comunidad, consiguió adquirir en la casa “Breyer” de Buenos Aires el órgano que durante varias décadas presidió las celebraciones litúrgicas en el templo. El órgano fue bendecido en el marco de las fiestas patronales realizadas ese año, el 4 de agosto. El primero en ejecutarlo fue el maestro Sacheri.
LA VISITA DEL OBISPO DIOCESANO A 9 DE JULIO
Entre el 7 y el 27 de marzo de 1903, el obispo de La Plata, monseñor Juan Nepomuceno Terrero y Escalada, había emprendido una gira apostólica por varias parroquias de su dilatada diócesis. Entre ellas visitó Trenque Lauquen, Pehuajó, Bragado, Rawson, Lincoln y 9 de Julio[4].
Le cupo al padre Benigno Álvarez recibir al prelado en su parroquia. El arribo del Obispo a esta última, verificado el 19 de marzo, fue recibido con júbilo por la feligresía de la parroquia de Santo Domingo.
La revista «Caras y Caretas» al comentar la «gira apostólica de monseñor Terrero en 9 de Julio», asegura que «el alto dignatario eclesiástico fue recibido con verdadero entusiasmo por el pueblo y las autoridades que rivalizaban en el deseo de agasajar al distinguido prelado».
«El doctor Terrero -prosigue- visitó las escuelas locales y confirmó 1.500 niños que concurrieron en diversos días a la iglesia parroquial. El intendente municipal Rafael Prieto le obsequió con un banquete servido por el Café de París al cual concurrieron el diputado don Nicolás L. Robbio, el senador don Benigno A. Martínez, José Coelho, gerente del Banco de la Nación, el reverendo P. Chacón y los vecinos más caracterizados de la localidad…»[5].
LA FUNDACION DE UN COLEGIO RELIGIOSO
Apenas arribó a 9 de Julio, el padre Álvarez trabajó activamente en el proyecto de fundar un colegio confesional en el pueblo, dirigido por una congregación religiosa. Para ello, según el historiador Buenaventura N. Vita, “lo primero que hizo fue iniciar los trabajos pertinentes en el vecindario para fundar un Colegio de Hermanas de la Misericordia, a cuyo efecto inició una campaña periodística desde las columnas del periódico ‘El Porvenir’”[6].
Desde luego, no toda la prensa fue proclive a apoyar la empresa iniciada por el sacerdote. Más bien, existieron comentarios hostiles y, una década después, será el mismo periódico “El Porvenir” el que fustigará, en el mismo sentido.
Inició sus gestiones con la superiora provincial de las “Hermanas de la Misericordia” con residencia en Buenos Aires. Obtuvo el apoyo de Sebastián Scala quien accedió a prestar las instalaciones para el funcionamiento del colegio, de acuerdo con el borrador de un pliego de condiciones, con diez cláusulas, confeccionado para ese fin[7].
Además de Scala, apoyaron su proyecto, el intendente municipal Benigno Martínez, el industrial Nicolás Gallo, Hermenegildo Ocampo, Andrés Domenech, Francisco Vita, Roberto Murphy, Antonio Domínguez, Carlos A. Valle y Alejandro Muzio, entre otros.
El 14 de septiembre de 1900 se apresuró a dirigir una carta a Francisco Roca, hombre influyente en la comunidad, participándolo de su propósito. Este respondió de una manera un tanto evasiva. Entre otros conceptos, Roca consideraba que, el nuevo colegio, tendría “como base la enseñanza moral y religiosa, más propia del templo y del hogar, donde las madres de cualquier nacionalidad y religión han tenido y tienen vasto campo para predicar…”[8].
El cometido de instalar un colegio religioso en 9 de Julio no pudo ser concretado por el padre Álvarez. Será su sucesor en el curato de 9 de Julio, el presbítero Félix Compairé logrará este objetivo con la fundación del Colegio “Jesús Sacramentado”.
EL MONUMENTO QUE BENDIJO
Durante su estadía en 9 de Julio, al padre Álvarez, le correspondió bendecir el oratorio del Hospital de los Pobres (hoy Hospital Zonal de Agudos “Julio de Vedia”), el 5 de agosto de 1903.
Del mismo modo, aún se yergue en la ciudad uno de los monumentos que bendijo: aquel que recuerda la Confraternidad Hispano-Argentina y da nombre a la Plaza “España”. Emplazado en este predio, el aludido monumento fue bendecido el 13 de abril de 1903[9]. En esta ocasión, el padre Álvarez fue asistido, durante la ceremonia, por los sacerdotes Manuel Monreal Esquifino[10] y José Bonifacio.
LA FECHA DE CREACION DE LA PARROQUIA
Se debe al padre Álvarez, con acierto o no, la determinación de la fecha de erección canónica de la parroquia de 9 de Julio; pues, al no existir un decreto episcopal que así lo determine, a comienzos del siglo XX, se presentaban dudas al respecto.
En una carta que, el párroco de 9 de Julio, envió en octubre de 1902 al secretario de la Curia Eclesiástica platense, Donato Rodríguez, aseguraba que la fecha de creación de la parroquia era 3 de enero de 1871[11]. No se tiene certeza que fuente empleó para esclarecer la información; aunque, puede presumirse que se valió de la primera partida en que comienza a indicarse que, el curato de 9 de Julio es parroquia.
La misma fue considerada, a partir de entonces, como fecha oficial de creación de la parroquia de Santo Domingo de 9 de Julio, hoy Catedral de la Diócesis[12].
PALABRAS FINALES
El 1° de junio de 1904 el padre Álvarez fue trasladado como Teniente Cura de la parroquia de San Miguel del Monte. Allí fue confirmado como Cura Vicario, el 1° de marzo de 1907.
Por más de una década se desempeñó en aquella iglesia, animando las sociedades parroquiales del Apostolado de la Oración, las Hijas de María, el Coro de Luján y la Congregación del Perpetuo Socorro. También se ocupaba de la atención de la capilla de San Antonio, en la estancia homónima[13].
Benigno Álvarez falleció, como consecuencia de una tuberculosis pulmonar y miocarditis, el 18 de junio de 1917[14].
Tal como había ocurrido en la comunidad de 9 de Julio, en el pueblo de Monte el piadoso sacerdote se ganó el aprecio de la comunidad. Por ello, sus feligreses le honraron, depositando sus despojos en el atrio de la iglesia, donde aún yace.
NOTAS
[1] JOSE LUIS KAUFMANN, Paternidad que perdura (Sacerdotes fallecidos en 100 años), La Plata, Arzobispado de La Plata, 1999, pág. 38.
[2] El 10 de mayo de 1900 el obispo de La Plata informa al intendente municipal Benigno A. Martínez, que ha designado Cura Vicario interino al padre Álvarez.
[3] KAUFMANN, op. cit.
[4] “Boletín Eclesiástico de la Diócesis de La Plata, año V, nº 4, 10 de febrero de 1903, pág. 79. Cfr. El nº 7, 2 de abril de 1903, pág. 140.
[5] Revista “Caras y Caretas”, año VI, n° 234, Buenos Aires, 28 de marzo de 1903. Cfr. HECTOR JOSE IACONIS, “Una postal histórica y una visita polémica”, en Diario EL 9 DE JULIO, 14 de junio de 2018, disponible en https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/91547.
[6] BUENAVENTURA N. VITA, Crónica Vecinal de Nueve de Julio. 1863-1900, Segunda versión, parte inédita (1895-1900), pág. 702.
[7] Archivo de la Iglesia Catedral “Santo Domingo de Guzmán” de 9 de Julio, Legajo Circulares y Notas de la Curia y Autoridades Civiles…, “Cláusulas de un contrato a otorgarse entre Don Sebastián Scala y las Hermanas de la Misericordia”, manuscrito.
[8] Cfr. HECTOR JOSE IACONIS, “Las horas del apóstol. Breves notas biográficas sobre el padre Félix Compairé”, en Diario EL 9 DE JULIO, 11 de febrero de 2000, pág. 4.
[9] HENRY AZNAR, Historia de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de 9 de Julio, Junín, Imprenta Vaquero, 1982, pág. 56-57.
[10] En ese momento se desempeñaba como Teniente Cura de la parroquia de 9 de Julio. Su biografía puede consultarse en KAUFMANN, op. cit., págs. 15-16.
[11] CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en la Argentina, Buenos Aires, Don Bosco, 1976, tomo XI, pág. 92.
[12] Anuario Eclesiástico de la República Argentina. 1961, Buenos Aires, Instituto Bibliotecológico del Arzobispado de Buenos Aires, 1960, pág. 626.
[13] SANTIAGO M. USSHER (dir.), Guía Eclesiástica de la República Argentina (Publicación Oficial). Año 1915, Buenos Aires, Cabaut y Cía. Editores, 1915, págs. 232, 275 y 445.
[14] KAUFMANN, op. cit., pág. 38.