Por Héctor José Iaconis.
La bibliografía sobre la vida y el protagonismo de Eva Duarte de Perón (“Evita”) es copiosa. Algunas obras son rigurosas en cuanto a la dependencia de fuentes históricas o de aparatos eruditos sólidos, otras más bien apuntan a un estilo literario más cercano a la novela o al género que algunos denominan “biografía novelada”. La mayor parte de esos textos citan el nombre de Juan Duarte, el padre de Eva, desde perspectivas muy divergentes: algunos lo señalan como un progenitor ausente que, tempranamente, abandonó a sus hijos naturales; mientras que otras lo muestran como un padre que, a pesar de las circunstancias, estuvo cerca de ellos.
Desde luego, no ahondaremos aquí en ese aspecto sino en otro, quizá menos conocido: el desempeño de Duarte como concejal municipal en 9 de Julio.
“EL VASCO”
Juan Duarte había nacido en Chivilcoy el 1° de noviembre de 1859, hijo de Francisco Duarte y María Manechenea, ambos de nacionalidad francesa, oriundos de los Pirineos Atlánticos.
Dedicado a las tareas agropecuarias, entre otras actividades, la mayor parte de su existencia transcurrió en Chivilcoy, donde formó una numerosa familia. En 1882 había contraído enlace con su prima Adela Uhart (fallecida en 1919).
Cuando arrendó un campo en Los Toldos, como se verá más adelante, se vinculó sentimentalmente con Juana Ibarguren, quien le dio cinco hijos, la menor de los cuales era «Evita»
Siendo joven adhirió a los ideales del Partido Autonomista Nacional, después denominado Partido Conservador.
Según Ignacio Gloppet «gozaba de una personalidad muy especial», era un «hombre jovial, generoso y hospitalario», cuya «casa siempre estaba abierta para sus amigos».
CONCEJAL EN 9 DE JULIO
Juan Duarte trabó amistad con el dirigente conservador Nicolás L. Robbio y con su hijo, Nicolás H. (“Nicolasito”). El primero lo convocó para integrar el Partido Conservador de 9 de Julio y, en los comicios del 27 de noviembre de 1904, fue integrante de la lista de concejales que resultó electa.
Así, Duarte, pudo desempeñarse como edil ante el Concejo Deliberante de 9 de Julio desde el 15 de diciembre de 1904 hasta diciembre de 1906. En las elecciones del 25 de noviembre de 1906 fue reelegido, para el período comprendido entre enero de 1907 y diciembre de 1908.
En esas ocasiones, dado que no contaba con domicilio estable en 9 de Julio, se hospedaba en la residencia de la familia Robbio, tanto en la de la calle Córdoba como, más tarde, en la de la avenida Buenos Aires (hoy San Martín).
En las sesiones del 15 de diciembre de 1904 y del 11 de enero del año siguiente, respectivamente, fue designado vicepresidente segundo del Concejo y miembro de la Comisión de Hacienda y Obras Públicas. El Cuerpo estaba presidido por Rafael Prieto, quien había ocupado con antelación el cargo de intendente municipal de 9 de Julio (ahora en manos de Nicolás L. Robbio), despertando no pocas controversias.
Una de las primeras intervenciones de Duarte en el Concejo Deliberante de 9 de Julio se verificó en la sesión del 27 de febrero de 1905. En la oportunidad, fue leída una nota por medio de la cual, Antonio M. Millán, solicitaba comprar “una cantidad de sepulturas vacías en el cementerio de Carlos Casares”, una modalidad que había adoptado con buenos auspicios en 9 de Julio. Este ardid, como otros de Millán que a primera vista podían conjeturarse como bien intencionados, era siniestro.
Duarte, en esa ocasión, manifestó su tenaz oposición a esa venta, considerando que ello debía efectuarse en un remate público o “ser explotado por la misma Municipalidad”.
UN REGALO PARA EL COMISARIO
Había en Juan Duarte esa peculiaridad, tan característica de los caudillos conservadores; un cierto favoritismo hacia “su gente”, aquellos que, de alguna manera, servían lealmente a la causa. En esa misma sesión, propuso obsequiar al comisario Enrique Barceló (hermano del mentado dirigente conservador de Avellaneda, Alberto Barceló) al frente de la Comisaría de Policía de 9 de Julio, doscientos pesos, en mérito de los “importantes servicios extraordinarios prestados”, para la compra de una montura. Los ediles no solamente aprobaron el donativo para el comisario, también lo oficializaron en una ordenanza.
Probablemente, los “servicios extraordinarios” prestados por el comisario Barceló hayan extralimitado su función como autoridad policial.
SU VOZ EN EL CONCEJO
En la sesión del 26 de mayo de 1905, Juan Duarte, intervino en tres instancias diferentes. La primera, brindado su apoyo al proyecto de reglamentación sobre la calidad de la leche producida para el consumo público; la segunda, ponderando una minuta de su autoría sobre los desvíos de caminos y de alambrados.
Esta ordenanza, elaborada de su pluma, sin dudas por conocer sobradamente de esas cuestiones, significó una propicia contribución para zanjar un tema antiguo que, hasta entonces, no se había abordado con resolución.
Duarte, según explicó en el recinto, advertía “en distintas solicitudes de desvíos de caminos y alambrados que los vecinos de los favorecidos con esas concesiones en algunos casos protestaban de la facilidad con que la Municipalidad concedía esos pedidos sin consultar la opinión de los vecinos más próximos a los que afectaban estas decisiones rápidas”. En consecuencia, a partir de la sanción de la ordenanza cuyo proyecto presentaba, todas las solicitudes de autorización para desviar un camino o de alambrados, además del informe del Inspector de Cercos y Caminos, debían ir acompañadas “de un certificado de los vecinos más próximos y a quienes pudiera afectar lo solicitado” y en el que debía constar su asentimiento para la obra.
En la misma sesión del 26 de mayo, Duarte, presentó otro proyecto de ordenanza, solicitando la creación del puesto de prosecretario del Concejo Deliberante, el cual también recibió la anuencia de sus pares.
En la sesión del 11 de febrero de 1906, Juan Duarte, expuso ante el Concejo que, en el Cuartel VII del Partido de 9 de Julio había “varios vecinos que inconsulta y voluntariamente hicieron alambrados sin cumplir con las disposiciones que rigen al respecto, especialmente en el campo denominado ‘De la Tribu’”. Frente a ello proponía que, “para normalizar tal estado de cosas, se pida al Departamento Ejecutivo que, por intervención del Delegado Municipal de Los Toldos, hiciera investigar cuáles son los propietarios que están en tales condiciones y que, conocido el informe, se les exija ponerse dentro de las prescripciones legales”. Los concejales asintieron al requerimiento de Duarte.
Su labor más activa como concejal en esta ciudad se verificó en los años de 1905 y 1906, siendo menos frecuente hacia 1907 y 1908.
Para 1907 había arrendado la Estancia “Unión”, cerca de Los Toldos, donde conoció a la madre de «Evita». El 6 de agosto de 1908 fue promulgada la ley declarando la autonomía del Partido de Los Toldos (llamado después, General Viamonte) y Juan Duarte fue nombrado, enseguida, Juez de Paz suplente del nuevo distrito.
“LA TIERRA ES PARA QUIEN LA TRABAJA”
A comienzos de 2005, la única hermana de Eva Perón que aún vivía, Erminda Duarte de Bertolini, comentó al entonces Diputado de la Nación Jesús Blanco, a sabiendas de su origen nuevejuliense, que su padre, siendo concejal en 9 de Julio había manifestado en una sesión que “la tierra debía ser para quien la trabajara”. Con esto aludía al otorgamiento de la tierra a pequeños arrendatarios que honraran con su trabajo esa concesión. Ciertamente, resultaba poco menos que sugestiva tal afirmación al provenir de labios de un político conservador.
Desafortunadamente, no nos fue dado hallar documentos que registren esa referencia histórica.
FUENTES (*)
– Archivo de la Municipalidad de 9 de Julio (archivo de gestión), 9 de Julio (en adelante A.M.), Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante de 9 de Julio nº 4.
– A.M., Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante de 9 de Julio nº 5.
– Archivo de la Asesoría Letrada de la Municipalidad de 9 de Julio (en adelante, A.A.L.), Libro de Ordenanzas y Decretos nº 3.
– A.A.L., Libro de Ordenanzas y Decretos nº 4.
– Archivo de Publicaciones Periodísticas “Esc. Ricardo Germán López” de Diario EL 9 DE JULIO, Fondo de otros periódicos, números sueltos.
BIBLIOGRAFIA
– CLOPPET, Ignacio, Juan Duarte (Uhart) y su hija Evita: vascos con grandeza, disponible en http://www.euskonews.eus.
– DUJOVNE ORTIZ, Alicia, Eva Perón. La biografía, Buenos Aires, Punto de Lectura, 2002.
– HUX, Meinrado, Coliqueo. El Indio amigo de Los Toldos, 4ª. edic., Los Toldos, s.e., 1990.
– Fallecimiento de Don Juan Duarte, padre de Eva María Duarte de Perón (1926), disponible en www.archivoliterariochivilcoy.com.
(*) Las fuentes citadas en los repositorios Archivo de la Municipalidad de 9 de Julio (archivo de gestión) y Archivo de la Asesoría Letrada de la Municipalidad de 9 de Julio se indican con la signatura topográfica tal como fueron consultadas y fichadas por el autor de este artículo en 1998.