Por Héctor José Iaconis
La historia del notariado en 9 de Julio, la trayectoria de los escribanos públicos que, desde 1875, prestaron sus servicios en esta comunidad, es una temática todavía no estudiada. Menos aún se ha escrito acerca de la implicación de aquellos primeros notarios en la vida social, cultural y política de este entorno.
Lejos están, las líneas que siguen, de ofrecer tal estudio; no obstante, persiguen el objetivo de evocar, por así decirlo, a los primeros escribanos que se desempeñaron en 9 de Julio en las cuatro décadas comprendidas entre la creación del primer registro de contratos públicos y la del séptimo (en 1914).
Sirvan estos apuntes para incentivar, a quienes sientan interés en hacerlo, a escribir una Historia del Notariado en 9 de Julio. Sin dudas, hallarán en su abordaje un riquísimo acervo, un recorrido de 145 años, en el cual convergen un variopinto conjunto de hechos y personajes dignos de ser conocidos y difundidos.
LOS PRIMEROS SIETE REGISTROS DE CONTRATOS PUBLICOS
Tal como se señala más arriba, los siete primeros Registros de Contratos Públicos de 9 de Julio, también llamados registros notariales o escribanías, fueron erigidos entre 1875 y 1914. La creación del primer Registro significó un hecho trascendente para la población, fundada poco más de un decenio atrás.
El 12 de julio de 1875, la Corporación Municipal, presidida por Nicolás L. Robbio, se había anticipado a solicitar al Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires la erección de un Registro de Contratos Públicos. Tres meses más tarde, la autoridad provincial respondió afirmativamente, decretando la creación del mismo y designando al primer escribano público que ejerció en 9 de Julio: Cornelio Andrade.
Buenaventura N. Vita, primer historiador de 9 de Julio, en diferentes pasajes de su extensa obra historiográfica, destaca la importancia de los registros notariales que fueron fundándose en el promisorio municipio. A propósito del establecimiento del primer Registro, refiere que “con esa creación […] se clausuró el protocolo de escrituras de ejido, que estaba obligado a regentear el secretario de la Corporación…”[1].
En efecto, de acuerdo a lo prescripto por la Ley N° 695, sancionada el 31 de octubre de 1870 y promulgada el 3 de noviembre del mismo año, estableciendo la división del ejido de los pueblos de los partidos de la Provincia, para el otorgamiento en propiedad de los solares del pueblo, “si no hubiera escribanía en el partido, las escrituras serán otorgadas […] ante el secretario de la municipalidad, debiendo ser consignadas originales en un registro llevado por éste”[2].
Aquel primer escribano público permaneció en 9 de Julio hasta marzo de 1878 en que presentó su renuncia, poniendo en manos del Juez de Paz los protocolos notariales hasta la designación de su reemplazante. Andrade continuó su carrera en Tandil, donde fue designado en abril de 1878 para proseguirla, catorce años después, en General Pinto donde ejerció hasta noviembre de 1901. Estaba inscripto como notario desde el 1° de setiembre de 1875[3].
Poco sabemos sobre su vida fuera del ámbito del ejercicio notarial. Según un registro censal de 1895, era argentino, estaba casado y había nacido en 1843.
El 24 de octubre de 1889 fue creado el Registro N° 2; poco después, el 11 de febrero de 1895 fue decretada la erección del Registro N° 3 y al cabo de tres años, en agosto de 1898, el Registro N° 4. Los Registros N° 5, 6 y 7 fueron creados en mayo de 1908, noviembre de 1911 y septiembre de 1911, respectivamente.
NOTARIOS DESTACADOS
De la nómina de escribanos que se establecieron en 9 de Julio, en el período que nos ocupa, hubo quienes se destacaron en la comunidad por su gravitación más allá de su labor profesional.
Cornelio Andrade se vinculó enseguida con los vecinos del lugar y, particularmente, con la autoridad política. El 3 de abril de 1876 fue designado miembro de la Corporación Municipal hasta el 22 de marzo de 1878. Por esos años también fue consejero escolar, entre abril de 1876 y febrero del año siguiente.
Su fugaz sucesor en el Registro, el notario Andrés de Vera, también fue llamado a desempeñarse como Consejero Escolar, desde el 17 de febrero de 1879 hasta el 12 de mayo de 1879. Vera, inscripto desde el 27 de agosto de 1878[4], fue destinado como escribano público en 9 de Julio en enero de 1879 hasta enero del año siguiente.
El 5 de enero de 1881 fue nombrado como escribano para 9 de Julio, Filemón Jordán, inscrito para el ejercicio del notariado desde el 9 de agosto de 1879[5]. También, como sus antecesores, fue consejero escolar en dos períodos (1880 y 1881-1883).
En 1889, al crearse el Registro Civil o Registro de las Personas, Jordán fue nombrado jefe. Le cupo la tarea de abrir esta nueva oficina y, al mismo tiempo, poner en práctica la legislación de matrimonio civil sancionada ese año.
Con la creación del Registro de Contratos Públicos N° 2, el 24 de octubre de 1889, arribó a 9 de Julio el escribano Eduardo A. Mouchard, quien había rendido su examen habilitante en agosto del mismo año[6]. Fue, para entonces, uno de los más reconocidos por la sociedad nuevejuliense; pues, junto a su esposa, desarrolló una labor solidaria, participando en algunas instituciones locales[7].
En efecto, prestó su apoyo decidido en la fundación y constitución de la Sociedad de Protección a los Pobres. En octubre de 1897 también fue cofundador del Club Social de 9 de Julio, entidad de la cual integró su primera comisión directiva.
Mouchard, adepto del autonomismo, fue consejero escolar en 1889 y se lo eligió presidente de ese Cuerpo un año más tarde. Tras la intervención nacional decretada luego de la Revolución de 1893 no se lo removió del cargo sino, más bien, se lo confirmó con el título de “Encargado del Consejo Escolar” hasta agosto de 1894. Volvió a ser elegido consejero escolar un año más tarde.
El 17 de diciembre de 1891, Mouchard, fue nombrado jefe de la 1ª Sección del Registro Civil de 9 de Julio, en reemplazo de Filemón Jordán, hasta el 13 de febrero de 1896.
Eduardo A. Mouchard falleció en 9 de Julio hacia 1900.
Entre 1893 y 1898 fue titular del Registro N° 1 el notario Pedro A. Morales[8], a quien sucedió su adscripto, Pablo E. Astete, el 6 de abril de 1898.
Astete (padre de Elsa Astete Millán, esposa de Jorge Luis Borges) fue jefe del Registro Civil de 9 de Julio desde el 20 de marzo de 1898 hasta el 21 de mayo de 1918 (falleció al mes siguiente). También integró el Consejo Escolar durante siete períodos y fue presidente de ese Cuerpo en dos ocasiones.
La presencia del escribano Esteban Saturnino Dufourq y Panelo no fue ajena al afianzamiento del mitrismo en la gestión municipal. Con la creación del Registro N° 3 comenzó su labor notarial en 9 de Julio, luego de haberse desempeñado como titular de Registros en San Andrés de Giles (1885-1886), en Mercedes (1887-1890 y 1892-1894) y en La Plata (1892). Entre sus colegas era considerado un “antiguo y meritorio escribano”[9], haciéndose inscripto en su colegiación el 20 de marzo de 1884[10].
Provenía de una familia de rancia estirpe, su padre había sido un acaudalado comerciante francés; su abuelo materno fue un rico hacendado y descendía de vecinos fundadores de Montevideo. Asimismo, era hermano del destacado Capitán de Navío Félix Dufourq. Según algunos testimonios que nos llegaron de labios de algunos supervivientes (hoy desaparecidos) que, en su momento le conocieron, su ralea se le percibía bastante en las maneras con que acostumbraba relacionarse con los lugareños carentes de alcurnia.
El 20 de febrero de 1896, Dufourq, fue nombrado jefe del Registro de las Personas, reemplazando a Mouchard. Desde luego, en 1899, cuando la situación política comenzaba a virar y resultarle adversa, fue reemplazado por un adepto del partido político oponente, el escribano Astete.
Dufourq fue concejal en 9 de Julio entre julio y diciembre de 1900 y, más tarde, también se vinculó a cuestiones políticas. Empero, el alcance temporal de nuestro artículo lo elude.
Si bien pasó como adscripto de un Registro en La Plata, entre 1906 y 1908, el resto de su trayectoria notarial prosigue en 9 de Julio hasta abril de 1924.
Cuando Mouchard enfermó, en la primera mitad del año 1900, le fue nombrado un notario adcripto, Teodoro Catalá[11]. Este, junto con el escribano Ortiz Costa, fue uno de los hombres más cultos, entre los integrantes de la sociedad nuevejuliense de su tiempo.
Tempranamente, Catalá, se dedicó al periodismo, como propietario del periódico “El Luchador” y, más tarde, fue socio fundador y mentor del Club Español de 9 de Julio[12].
El escribano Federico Julián Olivencia (hijo de otro notario) llegó a 9 de Julio en diciembre de 1904. Ligado al partido político que, en esos años, estaba al frente de la comuna, presidió el Consejo Escolar entre enero de 1908 y diciembre de 1909, integrando también esa corporación entre otros períodos posteriores.
Olivencia fue el primer jefe de la 2ª Sección del Registro de Personas del Partido de 9 de Julio entre 1905 y 1910. Establecida en junio de 1905 esta oficina funcionó primero en 9 de Julio hasta que, en julio de 1912, fue trasladada a French. Años más tarde, volvió a ocupar esta jefatura.
OTROS ESCRIBANOS PUBLICOS
Hasta 1914 también fueron titulares en sus respectivos Registros en el Partido de 9 de Julio otros notarios, cuyos nombres también deben ser rescatados del olvido:
– Luis de la Cámara (1906-1914).
– Rodolfo Propato (1914…).
– Felipe J. Cemino (1911-1912).
– Enrique Mazzulli (1914…).
Mazzulli y Propato fueron jefes de la 3ª Sección del Registro de las Personas, ubicado en Facundo Quiroga, en los períodos 1914-1915 y 1915-1917, respectivamente.
CARLOS ORTIZ COSTA
En 1912 arribó a 9 de Julio, Carlos Ortiz Costa, quien por diferentes motivos trascendió el ámbito de su estudio notarial para ocupar un lugar preponderante en la historia de 9 de Julio. Su labor fue larga, pues desplegó su función notarial hasta mediados de la década de 1930.
Prematuramente, apenas llegado a la ciudad, se relacionó con los vecinos y, junto a un grupo de jóvenes, dio vida al Club Atlético “9 de Julio”, cuya comisión directiva presidió inicialmente[13]. Escapan al alcance temporal de nuestro artículo otras acciones del notario aludido.
Bibliófilo, coleccionista e interesado por la vida cultural de la comunidad, en 1916, fue el fundador del Museo del Centenario de 9 de Julio[14], hoy Museo, Archivo Histórico y Centro Cultural “Julio de Vedia”. Al formarse la Biblioteca Popular “José Ingenieros” aportó importes donaciones, tanto de libros como de piezas museográficas.
Su espíritu cultivado y las elegantes formas con que solía moverse le generaron, en no pocas ocasiones, ser mirado en cierto desdén por algunos coetáneos, adinerados pero rústicos, más preocupados por la cotización del oro que por el cultivo del intelecto.
A la memoria de mis amigos notarios, Angel Luis Zappa y Ricardo Germán López.
NOTAS
[1] BUENAVENTURA N. VITA, Crónica Vecinal de Nueve de Julio. 1871-1878, Monografía inédita presentada al Segundo Concurso sobre la Historia de los Pueblos de la Provincia de Buenos Aires, Nueve de Julio, 1947 [Original, mecanografiado por el autor, que se conserva inédito en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, La Plata], pág. 113.
[2] Disponible en https://intranet.hcdiputados-ba.gov.ar/refleg/l695.pdf . Cfr. Artículo 21°.
[3] La Revista Notarial. Órgano del Colegio de Escribanos de la Provincia, año I, n° 3, La Plata, 1° de octubre de de 1894, pág. 39.
[4] Ibidem, n° 7, 1° de febrero de 1895, pág. 104.
[5] Ibidem, n° 4, 1° de noviembre de 1894, pág. 57.
[6] Ibidem, n° 5, 1° de diciembre de 1894, pág. 70.
[7] Cfr. Historias de vida. Ventura y Eduardo Mouchard, publicada en EL 9 DE JULIO, 27 de agosto de 2016, disponible en https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/71211.
[8] Con antelación había sido escribano público en Arrecifes y Salto. Estaba inscripto desde el 27 de junio de 1878.
[9] La Revista Notarial, cit., n° 8, 1° de marzo de 1895, pág. 121.
[10] Ibidem, n° 3, 1° de octubre de 1894, pág. 40.
[11] Estaba inscripto desde el 20 de marzo de 1884. Cfr. La Revista Notarial, cit., n° 3, 1° de octubre de 1894, pág. 40.
[12] En 1920, Teodoro Catalá, se radicó en la ciudad de Buenos Aires. Por los vínculos que lo ligaban a 9 de Julio, su escribanía, ubicada en Suipacha 27, era frecuentada por muchos vecinos nuevejulienses. En 1923 trabajaba asociado con Delfor Martínez, escribano público en La Plata.
[13] Véase, al respecto, una interesante reseña histórica sobre el Club Atlético “9 de Julio”, preparada por el Doctor Abel Alejandro de la Plaza, disponible en http://www.ca9dejulio.com/historia/origenes-del-club/.
[14] “Museo Centenario de 1916” es la denominación más precisa. El escribano Ortiz Costa integraba el Concejo Deliberante de 9 de Julio, donde presentó el proyecto de fundación del mismo. La Ordenanza fue sancionada el 8 de julio de 1916. Enseguida, el notario, redactó las bases y objetivos fundacionales del Museo, los cuales aún se conservan.