Eduardo “Cacho” Martínez. El último campanero

* Su infancia transcurrió en la zona rural, trabajando junto a su padre.
* Durante más de cincuenta años se desempeñó como camionero.
* De profundas convicciones cristiana, abrazó la fe desde la niñez, en el regazo de su madre.
* Fue, durante varios años, el campanero de la Iglesia Catedral, tarea que ejerció con gran compromiso, puntualidad y responsabilidad.

La situación sanitaria que afecta a esta comunidad, como al resto del mundo, ha generado que no puedan celebrarse los oficios litúrgicos en la Iglesia Catedral con la concurrencia de los fieles. Esto ha motivado el silencio del histórico campanario que, desde hace tantos decenios ha llamado diariamente a la feligresía para la asistencia a la Misa.
Por espacio de varios años, Eduardo «Cacho» Martínez, había cultivado el oficio de campanero oficial de la Iglesia Catedral «Santo Domingo de Guzmán». Gran compromiso, puntualidad y responsabilidad caracterizaron su encomiable tarea, desarrollada siempre con absoluta generosidad.
Había nacido el 30 de mayo de 1932, en el hogar formado por Eulalio Martínez y Rosa Lego. Su primera infancia transcurrió en la zona de La Colorada, que se encuentra camino a Fauzón, en el paraje El Faisán. Allí cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 19. Allí también fue bautizado, confirmado y tomó su primera Comunión
A los 31 años, contrajo matrimonio con Mirta Rodríguez. La ceremonia fue celebrada por el padre José Iglesias en la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores.

Eduardo “Cacho” Martínez.

SU TESTIMONIO
En una entrevista mantenida en 2013, «Cacho» se sentía privilegiado, desde antes de nacer, porque toda su familia fue de mucha fe.
«Mamá –refería-, hija de inmigrantes italianos, me enseñó a vivir en Jesús desde chiquito. El siempre estuvo presente, siempre me acompañó, El y la santísima Virgen, madre de Dios y madre mía. Cuando era chiquito la abuela vivía con nosotros y todas las noches rezábamos el rosario en italiano; ya desde entonces aprendí a vivir en la fe. Yo me defino como un simple hombre de fe».

LA FE, TAMBIÉN EN SU OFICIO
Eduardo «Cacho» Martínez fue camionero durante 54 años. En su oficio también llevó su fe y su compromiso cristiano.
«Fui camionero –decía- y en mis viajes, siempre estuve acompañado de Jesús y María, mi mayor alegría es haber nacido el día de la Virgen de Fátima, patrona de nuestra Diócesis. Recuerdo que una vez tuve que viajar a descargar a San Nicolás y a medio día se cortó todo. Dejé el camión en la playa y me fui buscando la plaza para llegar al ‘Campito’. Era un enorme baldío en el que un mojón indicaba el lugar donde la Virgen deseaba que se construyera la iglesia. Me senté frente al mojón y estuve rezando tres horas. Ese día creció aún más mi fe. Mi fe es ser Iglesia».
«Cuando viajaba, siempre rezaba el rosario y me sabía las oraciones de todas las estampitas de los santos. Cuando me tocaba viajar de noche en la oración encontraba las fuerzas para no dormirme, siempre acompañado del Señor no me dormía, jamás tuve un accidente», recordaba.

“Cacho” Martínez fotografiado durante su tarea como campanero en la Iglesia Catedral. (Gentileza María del Carmen González).

CAMPANERO
Siendo cura párroco de la Iglesia Catedral, monseñor Carlos Aribe, le confió la tarea de ser campanero. Dado que aún trabajaba como camionero y pasaba mucho tiempo fuera de la ciudad, alteró esta tarea con otra persona que lo suplía cuando estaba ausente.
Ni bien se acogió a los beneficios de la jubilación su dedicación fue plena. La realizó durante varios años, de manera ininterrumpida. Siempre cordial en el trato con los demás fieles y con una predisposición genuina.
En una nota que le dedicó el periódico «El Vocero de Emaús», al referirse a su servicio como campanero, decía: «Uno, dos, tres… desgrana su llamado la campana anunciando que la Misa está por comenzar; convocando al encuentro con el Señor. Cada día, ‘Cacho’, el Campanero, ejerce con amor su servicio haciendo sonar la campana en una muestra de arte orante, desarrollando esta tarea por sobre todo como una ofrenda de amor a Dios».

PALABRAS FINALES
Eduardo «Cacho» Mar-tínez falleció en 9 de Julio el 1° de julio de 2016. Su presencia diaria se echó de menos en el templo y son muchos los nuevejulienses que lo recuerdan con cariño.
«Cacho» Martínez se definía a sí mismo con humildad. Decía que era, simplemente, un hombre de fe. Desde luego, lo fue y, sin dudas, contagio a otro también su vocación cristiano. Fue un hombre bueno, de bien. Vivió fiel a la fe que anunció.

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