Esta fotografía, impresa sobre gelatina de plata, ofrece una vista de la nave principal de la Parroquia “Santo domingo de Guzmán” (hoy Catedral) en la década de 1930. En la misma puede apreciarse el altar mayor, emplazado allí desde 1896 y el púlpito. Debajo del mismo puede apreciarse, posando para la posteridad, al cura párroco de entonces, el recordado presbítero Domingo Güida.
EL TEMPLO PARROQUIAL DE 1896
Promediando la década de 1895, el templo parroquial de 9 de Julio se hallaba en un estado de deterioro tal que, incluso monseñor Espinosa, en un informe de 1889, había puesto en la necesidad de levantar un edificio nuevo.
El 15 de febrero de 1890, la Intendencia Municipal de 9 de Julio resolvió sacar a licitación pública las obras de construcción del templo parroquial. Aquella resolución, compuesta de cuatro artículos, ordenaba la publicación de esa convocatoria en los diarios “La Prensa” y “La Nación” de la ciudad de Buenos Aires; en “El Buenos Aires” y “ El Fiscal” de La Plata y en “El Oeste” y “ La Democracia” dos órganos de prensa bonaerenses. También fijaba para el 30 de marzo a las cuatro de la tarde, la fecha en que debían ser abiertas las propuestas, formuladas de acuerdo a un pliego de bases y condiciones de treinta y cuatro artículos, preparado por el ingeniero Clerici. Pasado el plazo fijado en el llamado a licitación, el 31 de marzo de ese año, se procedió a la apertura de las únicas dos propuestas presentadas.
En 1895, el Ejecutivo municipal licitó la construcción del altar mayor y púlpito para el templo. El 20 de junio de ese mismo año fue aceptada la oferta presentada por Miguel Ferrer, el cual se comprometía a realizar las obras en plazo de cinco meses, por un costo de 6400 pesos. Aceptada la propuesta de Ferrer, el 31 de junio de 1895, fue firmado el contrato respectivo.
El 25 de julio de 1895, se resolvió sacar a licitación pública la construcción del salón de fiesta y otras dependencias municipales y la casa parroquial. Para ello el ingeniero Héctor Sibilla, asesor de obras públicas municipal, confeccionó los planos respectivos a que debían ajustarse las propuestas y un pliego de base y condiciones de treinta y cuatro artículos, de los cuales diez se referían a la construcción de la casa parroquial. Esta debía tener varias piezas, un mirador y en un comedor con un sótano. Estas obras fueron adjudicadas al constructor Santiago Luchini.
El 4 de agosto de 1896, en entonces arzobispo de Buenos Aires, monseñor Uladislao Castellanos, bendijo un nuevo templo, de mayores dimensiones, emplazado en el mismo lugar donde se hallaba la primitiva capilla.
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Comentario: Héctor José Iaconis.