Horacio Nuñez West. Un poeta, con corazón nuevejuliense y alma platense

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Horacio Nuñez West

 Héctor José Iaconis.

* Nacido en esta ciudad, se radicó siendo adolescente en la ciudad de La Plata.
* Fue un poeta de destacada trayectoria.
* Referente de la Generación del 40, compartió la misma pasión literaria con su coterráneo, Enrique Catani.

Joseph Joubert, afirmaba que “el verdadero poeta tiene palabras que muestran sus pensamientos, pensamientos que dejan ver su alma, y un alma en la que todo se pinta de manera distinta”.
“Los poetas –aseguraba el moralista y ensayista francés- tienen cien veces más sentido común que los filósofos, y buscando la belleza encuentran más verdades que los filósofos buscando la verdad. Su espíritu está colmado de imágenes muy claras, mientras que el nuestro sólo está lleno de señales confusas.”
Ciertamente,  el poeta nuevejuliense Horacio Núñez West, radicado tempranamente en La Plata, y más tarde, en Europa y Buenos Aires, alcanzó ese nivel en el cual las palabras son el más claro y absoluto reflejo  de un pensamiento límpido y profundo.
Nacido en 9 de Julio, el 29 de enero de 1919, en el hogar conformado por Alfredo Segundo Núñez, de profesión farmacéutico y por Ida Amalia West Calderón, una dama culta, violinista y de sólida formación. Su madre era una de las hijas del doctor Tomás West, médico y director del Hospital de los Pobres y primer intendente de 9 de Julio, quien estaba casado con Isabel Calderón.
Horacio era el segundo de cuatro hermanos, dos mujeres, Raquel Ida y Alicia Celia y otro varón, Mario Alfredo.
En esta ciudad transcurrió su primera infancia. Más tardes, a comienzos de la década de 1930, sus padres se establecieron en un campo en la localidad de Fauzón donde, al parecer, se refugiaron de la persecución política desatacada tras el derrocamiento de Yrigoyen.

EN LA PLATA

En 1933 se radicó en la ciudad de La Plata, junto a sus padres y sus hermanos. La familia ocupó una casona emplazada en la Calle 54 entre 12 y 13, frente a la Plaza Moreno.
Por entonces comenzó a desempeñarse profesionalmente como bancario, en la sede del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Allí comenzó realizado tareas como auxiliar administrativo y, tras pasar los diferentes cargos, se acogió a las beneficios de la jubilación como gerente.

LA LITERATURA

Tempranamente sintió su despertar hacia la literatura, vocación que lo acompañó por el resto de sus días. En 1944 editó su primer libro de poseía, “Elegía para la muerte amiga”.
Nuñez West, así como su coterráneo Enrique Catani, perteneció a la Generación del 40, una corriente de poetas que se caracterizó, en líneas generales, una cierta propensión a la melancolía, a la tristeza, a la celebración de los símbolos más puros del tiempo. De acuerdo con el concepto de Paul Valery, son eliminados del poema todos los elementos prosaicos, es decir, todo aquello que pueda ser dicho en prosa, «todo lo que es historia, le sienta, anécdota, moralidad, filosofía, lo que existe por sí mismo». De esta manera, la Generación del 40 se adscribe a la corriente que se llamó «neorromanticismo», a partir de los rasgos claves: un romanticismo los temas donde el sentimiento se expresa a través de un tono elegíaco y melancólico y, a su vez, un clasicismo en las formas o que vuelven a ser tradicionales, reapareciendo con vigor la preferencia por la poesía con verso octosílabo, endecasílabo y alejandrino y por las estrofas del soneto y del romance.
La calidad de su trabajo, con versos exquisitos e inapelables, en ocasiones umbríos y nostálgicos pero siempre vitales, le ganó un sitial destacado entre sus colegas platenses de la «Generación del ’40″, que nucleó entre otros a Horacio y Alberto Ponce de León, Ana Emilia Lahitte, Enrique Catani, María Granata, Carlos Albarracín Sarmiento, Norberto Silvetti Paz, Gustavo García Saraví y Roberto Themis Speroni, con quien solía compartir extensas caminatas bajo los tilos de avenida 7.

OTRAS PUBLICACIONES

Con el correr de los años, su bibliografía se acrecentó con otras publicaciones: “Edad de la nostalgia” (prosa poética, 1952), “Fábula de mi ser” (poesía, 1957), “Pausa ante el mundo” (poesía, 1959), “Canto a la Provincia de Buenos Aires” (poesía, 1962), “Situación del poeta moderno” (ensayo, 1962) y “Aproximaciones” (poesía, 1972).
Entre 1953 y 1954 colaboró en la revista de poesía «Mairena», dirigida en Buenos Aires por Enrique Azcoaga. Unos años después lo hacìa también en «¿Por qué? Interrogante en busca de la verdad», publicada en Santos Lugares.
«Ediciones del Bosque», lo contó entre sus poetas favoritos. Sello editorial creado hacia 1948 por el poeta y escritor Raúl Amaral, por inciativa y patrocinio de Josefina Passadori,  nucleó la intelectualidad platense, publicando sin fines de lucro la obra de jóvenes poetas y prosistas de la provincia de Buenos Aires. Rápidamente, bajo esa denominación, llegó a conocerse un movimiento literario, cuyos representantes fueron laureados y reconocidos escritores de alcance internacional.
Cabe recordar que, Horacio Núñez West  participó, a lo largo de su vida, en infinidad de encuentros entre poetas y escritores. Entre ellos, sin duda, el más memorables fue el IV Congreso Argentino de Escritores que se reunió en Mendoza, del 22 al 25 de octubre último 1958. En este evento, que constituyó un acontecimiento de indudable trascendencia, quien nos ocupa, oficio como miembro.
Por sus obras mereció varias distinciones, entre las que se pueden mencionar, la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1959) y el Gran Premio de Honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires (1987) por la totalidad de su obra.
En la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires (S.E.P.) fue socio y decidido colaborador.

ITALIA Y BUENOS AIRES

Luego de vivir, trabajar y escribir durante más de tres décadas en la ciudad de La Plata, decidió alejarse a Europa. En efecto, entre 1968 y 1969 residió en Italia. De regreso en la Argentina, repartió su vida entre Buenos Aires y  Benavídez.

ASI ESCRIBIA

De la interesante compilación de poemas de su autoría, titulada “Canto a la Provincia de Buenos Aires de Horacio Núñez West”, reunida por Ana Emilia Lahitte, tomamos una de sus obras:

Poema inevitable
A veces nos ocurre
que en la mitad del sueño o desde el centro
de un instante feliz, mientras reímos
bajo la luz dichosa de la vida,
un súbito dolor, alguna pena
que se niega a morir, abre en nosotros
una grieta sombría.
El corazón se cierra, taciturno,
y antiguos rostros vuelven, nos acosan
llamándonos sin voz desde el olvido.
Hay tanta muerte dentro de nosotros,
tanto dolor callado, pero vivo,
tanta imagen hundida, tantos seres
que fueron y no son. Hay tanta sombra
de frustración cernida sobre el alma…
Pero la vida sigue y desde el mundo
nos llama con sus gestos, nos envía
su cegadora luz y nos engaña
una vez más y siempre.
Nos pone entre los labios
corazones dulcísimos, henchidos
de esperanzado amor. Ardientes soles
se encienden otra vez en lo profundo.
Y las penas se hunden en nosotros.
Se hunden más y más en nuestra sangre
hasta que ya dejamos de sentirlas.
Y volvemos al juego fervoroso
con la misma inocencia de otros días.

En su libro «Aproximaciones», aparece publicado este poema:

Toda una vida creciendo
Toda una vida creciendo entre el estupor y el asombro,
Abriéndonos paso a través de lo incomprensible,
persiguiendo certidumbres inalcanzables,
medidas claras entre li’mites oscuros,
buscando ese núcleo misterioso de la verdad,
ese equilibrio del universo cuya síntesis somos,
esa razón secreta del amor absoluto que alentamos,
esa ignorada explicación del sufrimiento y la soledad,
de la búsqueda en seres, en gestos perdurables;
en cuerpos cuya respuesta vibra sin reposo
pero nos deja tan a oscuras como al comienzo .
Toda una vida -nuestra eternidad posible-
creyendo y dudando, aceptando y rebelándonos,
descendiendo a abismos increíbles
o levantándonos como si fuéramos dioses.
Para qué, entonces, buscar un sentido
a aquello que lo tiene en si’ mismo.
Pero la vigilia es nuestra condena.

ALGUNOS RASGOS DE SU PERSONALIDAD

Con ocasión de su fallecimiento, el Diario “El Día” le dedicó una interesante evocación, donde se lo define como “una voz evocativa y personal que supo enriquecer lo cotidiano con el destello de la revelación”.
“Viajero incansable –prosigue la nota de prensa-, enamoradizo y seductor, su figura espigada y garbosa de experimentado nadador nunca pasaba inadvertida. Identificado con el ideario del radicalismo, amaba la Pampa, los caballos y los fuegos; bohemio, afectuoso con sus amigos y dotado con un especial sentido del humor, se vinculaba con artistas plásticos, músicos y cineastas en tertulias culturales interminables y siempre bien regadas, en ocasiones en la quinta de Garín en la que gustaba de bailar con su adorada perra Pavlova”.SU FAMILIA
Casado en primeras nupcias con Matilde Martinelli, tuvo dos hijos: Horacio y Silvia, emprendedora inmobiliaria. Luego llegaron tres matrimonios más: con Lucy Lembo, con María Elena Embón –de esa unión nació el tercero de sus hijos, Mariano, compositor radicado actualmente en Londres-, y con Cristina de María. Junto a esta última vivió en la ciudad de Buenos Aires desde mediados de los años ’80 hasta su muerte.

PALABRAS FINALES

Horacio Núñez West falleció  en Buenos Aires el 3 de mayo de 2012, a los 93 años de edad.
Su evocación ha trascendido los límites del tiempo y hoy sigue siendo recordado por la magnitud  de su obra. Tal como lo sostuvo Juan Gelman, “alguna vez condecorarán al poeta por usar palabras como fuego, como sol, como esperanza, entre tanta miseria humana, tanto dolor sin ir más lejos”.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

Diario «El Día», 14 de mayo de 2012.
AA. VV., Antología generacional. Poemas, Buenos Aires, Ediciones «La Fábula de Piedra.», 1965.
Aguirre, Raúl G.,  Antología de la Poesía Argentina, Selección, Buenos Aires, Ediciones Librerías Fausto, 1979, tomo III.
Anderson Imbert, Enrique, Spanish-American Literature. A History. 1910-1963, Michigan, Wayne State University Press, 1969, tomo II.
Aznar, Henry, Historia de la Sociedad Española de 9 de Julio, 1982.
Lafleur, Héctor (et al), Las revistas literarias argentinas. 1893-1967, Buenos Aires, 2006.

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