Recopilación: Héctor José Iaconis.
* Nacido en esta ciudad, aquí cursó sus primeros estudios.
* Viajero incansable, recorrió gran parte de nuestro país y por espacio de diez años residió en el exterior, especialmente en Chile, Perú, Francia, España, Italia, donde ejerció la docencia y el periodismo.
* Radicado en Villa María, ejerció su profesión como notario.
* Abordó diversas formas literarias: poesía, cuento, novela, ensayo, biografía y recibió numerosas distinciones y críticas favorables tanto del país como del extranjero.
* En Villa María una calle lleva su nombre.
Hace un tiempo atrás, confeccionando una extensa lista de pintores y poetas nuevejuliense es que se destacaron a lo largo de la historia, aparecían los nombres de algunos autores que escucharon en el universo literario argentino pero que, por diferentes circunstancias, no recidieron en 9 de Julio. Al pensar en un escritor nuevejuliense que se destacó, entre los de la tercera generación que habitó 9 de Julio luego de su fundación, aparece de inmediato en nombre de Enrique Catani, quien, aunque nació en esta ciudad, notable carrera literaria la desarrolló especialmente en la ciudad de La Plata.
Un caso análogo, quizá menos conocido, es el del escritor y poeta Geremías Monti, quien nació en esta ciudad pero desarrolló una trayectoria descollante fuera de esta.
Nacido en 9 de Julio el 29 de marzo de 1899, fueron sus padres Geremías Monti y Rosa Doga. Fue bautizado prácticamente al año de haber nacido, el 24 de marzo de 1900, en la parroquia (hoy catedral) de Santo Domingo de Guzmán, por el entonces cura párroco Domingo Brandaríz.
Su infancia transcurrió en la esquina de Entre Ríos (hoy Arturo Frondizi) y Rio Negro (hoy cardenal Pironio). Aún todavía se conserva, aunque en ruinas, parte de la amplia vivienda con comercio que ocupaba, prácticamente, la mitad de la cuadra sobre un amplísimo terreno.
El pequeño Geremías Monti, el futuro poeta y escritor, a poco de su nacimiento debió ser amamantado por las llamadas «ama de leche». Coincidentemente con los días de su nacimiento, aún se conserva en un antiguo periódico local, un aviso pidiendo una mujer que efectuara este servicio para la casa de sus padres. Vivió, en efecto, en el entorno de un hogar que, de una forma u otra, estaba constituido en función del comercio de su padre. Más aún, en su propiedad, su padre, además de una huerta había cultivado diferentes árboles frutales y de otras especies, algunos de los cuales perduraron hasta casi finales del siglo XX.
SU FORMACION
Geremías Monti (padre) dejó que sus hijos, que ya estaban enraizados con las costumbres y la cultura del país, tuvieran una formación. Debió notar en su hijo Geremías las condiciones propicias para la recepción del saber, pues a edad temprana había comenzado a cultivar su amor hacia la literatura.
Sus estudios los comenzó en 9 de Julio para luego proseguirlos en el Colegio Nacional de Buenos Aires. De su pasión por los viajes, son las diferentes travesías que realizó por gran parte del territorio argentino.
Durante alrededor de diez años residió fuera del país, en Chile, Perú, Francia, España e Italia, donde ejerció la docencia y practicó el periodismo.
A su regreso se graduó de Notario en la Universidad Nacional del Litoral.
EN VILLA MARIA
En 1940, Geremías Pascual Monti se radicó en la ciudad de Villa María, provincia de Córdoba. Allí constituyó su hogar y ejerció su profesión.
En Villa María, tal como lo explica Olga Elena Dominici, en el libro «Villa María en la voz de sus poetas», «participó activamente en la vida cultural local dando
conferencias, promoviendo la literatura y produciendo su propia obra»; asimismo, se desempeñó como presidente de la Comisión Municipal de Cultura.
Esa comunidad reconoció los servicios filantrópicos y la abnegación que demostró a lo largo de su vida. Tanto así que, una calle lleva su nombre, cerca del Barrio Palermo y Leopoldo Garrone, consagrado escultor y acuarelista sanfafecino, efectuó un busto suyo en 1957.
SUS OBRAS
Su ensayo, «Semblanza del General San Martín», fue laureado con el primer premio en prosa de los Juegos Florales de Las Varillas en 1950, también «Cuentos de mi Tierra Chúcura», recibió el primer premio de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.) de Córdoba y plaqueta entregada por la Municipalidad de la misma ciudad en 1962.
En prosa también publicó «Noches Floridas», en 1951; «Tres Perfiles Heroicos», en 1954; «En Otoño Maduran las Pomas», en 1965. Su obra poética está conformada por otras cuatro publicaciones: «Interludio Lírico (editada en 1952), «Lajas» (de 1953), «Agüita Serrana» (publicada hacia 1957) y en la antología «Espuma Dorada» (de 1958).
A ese listado de libros cabe añadir « los Sembradores de Estrellas», publicado en 1947; «La Roma del Fascio», un ensayo de 1938) y «Tiempo Espigado», una antología de 1959.
Además de haber obtenido premios y reconocimientos, tanto en el país como en el exterior; Geremías Monti, publicó también en algunas ediciones colectivas. La última antología en la cual se recogen obras suyas es, precisamente, «Villa María en la voz de sus poetas», publicada en 2009.
ASI ESCRIBIA
A continuación insertamos dos de sus obras poéticas, publicadas originalmente en su libro «Agüita Serrana» (1957), en las cuales puede observarse el talento que poseía en la composición literaria:
TENGO LA TARDE
Tengo la tarde entre mis manos, cálida;
tengo los pies ungidos en el río;
en el agua navegan los minutos
como barquitos de papel rojizo.
Entre el follaje una invisible quena
llora un yaraví indio;
tengo la tarde entre mis manos, cálida,
como un tesoro totalmente mío.
Los viandantes que pasan, me saludan;
tengo los pies ungidos en el río;
siento un temblor que viene de lo lejos
como una ondulación hecha suspiro.
Tengo la tarde entre mis manos, cálida:
¿qué haré con ella, lenguas del estío?
¿La poso suavemente en la corriente?;
¿la acuno con mi canto como a un niño?
Se me cayó la tarde de las manos;
se me cayó en el río;
se me cayó la tarde entre las manos
y el agua se tiñó de un rojo vivo.
Viandantes que pasáis, no digáis nada;
la tarde se está ahogando, ay, en el río;
y mis manos quedaron tan vacías
como el vacío mismo.
De cómo fue, no sé, pues la apretaba
con el cuidado undoso del cariño;
como una poma ya madura, sol
se me cayó al río.
Se me cayó la tarde de las manos;
el lucero en mi frente arde su brillo;
y por mis pies llagados de infortunios,
sube la savia humilde del tomillo.
SOLEDAD
La noche ha florecido en las estrellas
meditabundas y en la Vía Láctea.
En nada pienso y, sin embargo, tremas
en mí, lejana novia de la infancia.
No pienso en nada, mas recuerdo cuando
te sorprendí desnuda en la mañana:
doce años flagelaban mi inocencia
y tu olías a nardo y a manzana.
En nada pienso, pero siento como
si me oprimiera el pecho una nostalgia…
(Aun me hallaré suspenso, cara al cielo,
cuando el lucero anuncie la alborada).
PALABRAS FINALES
Geremías Monti falleció en la ciudad de Buenos Aires el 15 de mayo de1965. Si bien su vida transcurrió lejos de este, su terruño natal, fue aquí donde hizo sus primeras armas en su formación literaria.
FUENTE:
Villa María en la voz de sus poetas : cinco clásicos / Bruno Ceballo, Con prólogo y selección de Olga Elena Dominici; Villa María : Eduvim, 2009.