* Fue considerado uno de los mejores sogueros de 9 de Julio; además de un experto autodidacta en taxidermia.
* La permanencia en los establecimientos rurales, concretamente la estancia de Fauzón le permitió hallar la temática para su copiosa obra literaria.
* Sus versos, de temática gauchesca, poseen una singular vivacidad. Había logrado interpretar al hombre de campo, y porque no al gaucho, en su justa dimensión.
* Hacia 1994 la Subsecretaría de Cultura municipal promovió la edición de sus versos, con el título de « Vivencias del pago nuestro»
* Cuando el recordado arquitecto Ricardo Luna fundó el primer museo de arte funerario, hoy desaparecido, no dudó en rendirle homenaje en vida, imponièndole su nombre.
Si se analiza la rica historia lugareña hallaremos claros ejemplos de vecinos que, atrapados por la versificación folklórica, no sólo se distinguieron como escritores sino también como auténticos hombres de campo. Formados en las tareas rurales, fueron conocedores de las costumbres del gauchaje y no dudaron en plasmarlas en sus obras. Don REMIGIO BRESCIA puede distinguirse como un ejemplo perdurable en el tiempo. Dueño de una personalidad consustanciada de los más ricos valores morales, su palabra siempre estaba orientada hacia todo cuanto tuviera que ver con la grandeza del hombre. No podía decirse, bajo ningún concepto, que en este hombre pudiera haber existido jamás un acto que se orientara lejos de sus convicciones.
Su vida había transcurrido, básicamente, en la zona rural. Si bien había nacido el 9 de Julio, el 1 de octubre de 1906, su infancia comenzó a gestarse de la mano de su padre en la faena del campo, viviendo en la estancia de Fauzón y, donde su padre -criollo, hijo de italianos- el era delantero de las chatas.
Los estudios elementales los cursó en una escuela rural, cercana al lugar en donde vivía, donde ejercía la docencia Fermín Tortolo. Por entonces la colonia poseía cerca de 60 familias, llegando a concurrir al establecimiento educacional un centenar de niños, muchas veces atendidos por un solo maestro.
LOS TRABAJOS EN EL CAMPO
Como se afirma más atras, don Remigio pudo conocer y practicar todas las labores rurales. Desde cuarteador en las máquinas segadoras hasta arador, pasando por tropillero, domador de potros o chatero.
Había adquirido, desde la primera adolescencia, las habilidades necesarias para acometer, con cierta maestría, la práctica de enredar tientos, trabajar el cuero y efectuar la taxidermia.
EN LA CIUDAD
Hacia 1945 se afincó en 9 de julio para emplearse en la empresa de pompas fúnebres de don Adolfo M. Luna, con quien a través del tiempo habrá de mantener profunda amistad. A esa altura los servicios se realizaban por medio de coches arrastrados por caballos. Brescia, en efecto, era un conocedor de la raza equina, temática para con la cual en nada escapaba a su sabiduría.
Muchas veces la estampa típica de don Remigio podía haberse en los desfiles, en algun acto tradicionalista, o en alguna fiesta donde se lucieran los emprendados. Otras veces, se lo veía conducir su coche por las calles internas del parque de la ciudad, llevando pasajeros y haciéndole revivir la experiencia, a las nuevas generaciones, que años atrás habían sentido sus mayores cuando debían recorrer los caminos polvorientos en mateos, jardineras, bolantas o sulkys.
En los veranos con un sulky pequeño paseaba a los niños de la ciudad por pocas monedas.
SU OBRA
Extrañamente, a pesar del talento que siempre le caracterizó, su obra parecía ser mantenida en una especie de silencio. Ese gesto sublimes de los autores humildes.
Según el mismo recordaba, había comenzado a escribir con aspecto poético en 1942 junto a otros escritores locales. Sus décimas refieren a experiencias concretas a personajes que alguna vez han estado vinculados a su vida.
Su prolífica labor intelectual, sus maravillosos versos, se habrían perdido para siempre de no ser por el trabajo de recopilación emprendido en 1994 por Julio Guerriere, quien se ocupó de grabar en cinta magnetofónica los poemas que el mismo Brescia recitaba de memoria. Así fue conformada una edición reuniendo 14 trabajos suyos.
El jueves 17 de noviembre de 1994, en el Salón de las Américas de la municipalidad era presentado « Vivencias del pago nuestro «, las páginas que hoy nos permiten conocer su talento. En ese acto también pudo verse la presencia de otro maestro de la poesía, José Torres, cuya pluma ha dejado también meritorios trabajos.
En esa compilación de 1994 aparece una de sus mejores piezas, titulada «Peón de Campo». He aquí dos estrofas:
I
De muchacho yo me he criao
boyereando y de alpargatas
y muchas veces en patas
por carecer de calzao.
Mi cama ha sido el recao
arrumbao en los galpones
entre lauchas y ratones
perros, gallinas y gatos
porque ansina eran los tratos
que nos daban los patrones.
II
La pucha si habré tranqueao
prendido de la mancera
si habré amontonao hileras
.de trigo recién cortao
-si le habré echao el recao
a baguales por monedas
si habré hecho andar las tijeras
a la centavos la oveja
si habré clavado la reja
si habré sembrao sementeras.
PALABRAS FINALES
Don Remigio falleció el 9 de julio en mayo de 1996. Había alcanzado los 89 años de edad, y hasta los últimos días de su vida había mantenido una lucidez mental destacable. Unos años antes había recibido el homenaje de la empresa donde había demostrado lealtad y hombría de bien: Casa Luna. El primer museo relacionado con el arte funerario en la provincia de Buenos Aires, hoy desaparecido, llevaba su nombre.