Imagenes e historias nuevejulienses

Imagenes e historias nuevejulienses
La historia a través de las fotografías
Héctor Sibilla, un retrato privado
Por Héctor José Iaconis

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Podría conjeturarse, y de hecho muchos lo creen, que solamente tienen valor para el estudio de la historia de 9 de Julio aquellas fotografías tomadas en la ciudad o en los estudios fotográficos locales. Nada más lejos que eso. El abanico conceptual referido a la historia de la 9 de Julio es mucho más amplio y transciende las fronteras del distrito.
En el caso del retrato, como género, esa idea se advierte de manera más notoria; pues, se conservan cuantiosos retratos de personajes gravitantes de la historia lugareña tomados fuera de 9 de Julio. Ellos constituyen un documento muy valioso, que puede ser analizado desde diferentes vertientes y que, sobre todo, puede aportar una rica información.

1. EL RETRATO SOCIAL PRIVADO
Sin lugar a dudas, la fotografía, masificación de sus alcances, permitió que muchas personas pudieran acceder a un retrato. Así como antes de la aparición del daguerrotipo y aún después de empleada esa técnica, el retrato estaba reservado para las personas adineradas, que podía pagar los costosos servicios de un pintor, un retratista miniaturista o un daguerrotipista.
En la medida en que las técnicas fotográficas fueron evolucionando, sobre todo a través de la difusión de los formatos “carte de visite” y “cabinet card”, el retrato social pudo llegar a un mayor segmento de la población.
En 9 de Julio, el retrato fotográfico social tardará en llegar a los vecinos de las clases menos pudientes. Más aún, en las primeras tres décadas del siglo XX, el retrato de estudio no estará al alcance de todos. Para muchos, la primera pose ante la cámara obscura, con suerte, será para satisfacer el ineludible requisito de la libreta de enrolamiento, para el estigmatizante Registro de Prostitución Municipal (retrato identificatorio de las internas de los prostíbulos) o como recuerdo de bodas.

2. FORMATO Y AUTOR
La fotografía que hoy presentamos corresponde al género del retrato fotográfico social, de tipo privado, en formato “carte de visite”.
La imagen fue tomada en la ciudad de Buenos Aires en un estudio conocido en su tiempo: “Chute & Brooks”. Se trataba de una sociedad conformada por los retratistas Charles Wallace Chute (1846–1923) y Thomas Brooks (1870–1889), quienes establecieron sucursales en Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro, Habana, Nueva York y, más tarde, en Rosario (véase, para mayores referencias, el artículo del fotohistoriador Ricardo Ferrari en John Hannavy, edt., Encyclopedia of Nineteenth-Century Photography, New York-London, Routledge – Taylor & Francis Group, 2008, tomo I, pág. 299).

3. CARACTERÍSTICAS DE ESTE RETRATO
El personaje que aparece retratado es el ingeniero Héctor Sibilla, figura destacada en la historia de 9 de Julio, sobre todo en el siglo XIX y comienzos del XX. Escorzo en contragiro, su rostro ha sido reflejado en tres de sus cuatro partes. En consecuencia, se advierte un retrato predominantemente frontal en un plano medio corto. De esta forma, con el uso del plano de busto, la atención ha quedado enfocada en el sujeto, aislándolo completamente del entorno.
Respondiendo a la concepción realista que se fomentaba entonces, este retrato se caracteriza por la pureza de su objetividad visual, en la que converge una exigencia hacia la fidelidad y la exactitud. El carácter y la supremacía documental de esta fotografía se impone, con mayor contundencia, a sus valores estéticos.

4. EL PERSONAJE
De nacionalidad italiana, Héctor Sibilla, se vinculó a la sociedad de 9 de Julio en forma temprana, pues era sobrino del agrimensor Miguel Vaschetti (autor de la traza del pueblo), hijo de un hermano de la esposa de este (Vicenta Sibilla de Vaschetti).
Héctor Sibilla, quien poseyó un establecimiento agropecuario en el Cuartel III del Partido de 9 de Julio, fue socio fundador de la Sociedad Italiana de 9 de Julio, en 1880. Más aún, prestó colaboración en diferentes instituciones de ayuda mutua, como la Sociedad Caritativa Cosmopolita de la que fue uno de sus principales referentes.
En enero de 1882, propició el traslado de la Escuela Nº 3 a su estancia con la finalidad de evitar su cierre, asegurar su sostenimiento y fomentar que los niños de los parajes aledaños puedan concurrir a clases.
En 1892 se lo contó entre los fundadores del Comité de la Unión Cívica Radical y durante varios años se desempeñó ad-honorem como consultor y responsable del área de Obras Públicas de la Municipalidad. En ese puesto le cupo confeccionar los planos de las obras de construcción del salón de recepciones de la Casa Municipal (después denominado Salón Blanco) y de la Casa Parroquial. Fue asesor durante la construcción del Teatro Rossini, tarea que le demandó no pocos desvelos.
Sibilla, en 1898, presidió el Sub Comité de la Legión Italo Argentina, conformada ante la posibilidad de un inminente conflicto armado entre Chile y Argentina.
El ingeniero Héctor Sibilla fue el primero en denunciar la deficiente calidad del agua de red, ni bien establecido el servicio de aguas corrientes de 9 de Julio, en 1905. Para ello se basó en una sólida información bibliográfica y en estudios químicos, volcando sus apreciaciones técnicas en un sustancioso informe. Ante la indiferencia de la autoridad municipal, no tuvo el menor reparo en poner esta problemática en conocimiento de la sociedad a través de la prensa. Su palabra, como era de esperarse, fue desoída..

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