* Fue un farmacéutico de alma, profesión a la que le dedicó gran parte de su vida.
* Instalado en French, fue durante diez años el boticario del pueblo, reconocido por sus servicio y entrega.
* Afincado en esta ciudad, fundó la Farmacia “Gutiérrez”, cuya trayectoria comercial se inició en 1957 y se prolongó hasta 1989.
* Su generosidad y vocación de servicio caracterizaron su personalidad.
“Era una persona solidaria, que atendía a todas las personas a toda hora, cada vez que se lo necesitase. Le dedicaba muchas horas a la profesión, preparando los medicamentos, era una dedicación total”. Con estas palabras, Cristina Gutiérrez, nuevejuliense radicada actualmente en Mar del Plata, recuerda a su padre Baltasar Gutiérrez, fundador y propietario de la recordada farmacia que funcionó en la avenida Bartolomé Mitre entre Arturo Frondizi y Corrientes.
Baltasar Gutiérrez había nacido el 5 de octubre de 1910
Sus padres, Ramón y Ramona, arribados desde España, se radicaron en la localidad bonaerense de Nicanor Olivera, Estación La Dulce, en el Partido de Necochea.
“Mi padre -recuerda Cristina, en diálogo con EL 9 DE JULIO- era mellizo con una hermana. Además, mis abuelos tenían otro hijo, que había venido con ellos de España y una hija más. Sus hermanas, con el tiempo, se establecieron en la ciudad de Tres Arroyos”.
Baltasar se familiarizó desde muy joven con las artes de la farmacopea. Primero, siendo cadete en una farmacia sintió un llamado vocacional a esta profesión que abrazó durante toda su vida. A comienzos de la década de 1930 realizó el curso de Dependiente Idóneo en Farmacia, obteniendo el diploma de la Dirección General de Higiene de la Provincia de Buenos Aires.
Según la legislación vigente en la época, los Dependientes Idóneos podía estar a cargo de farmacias en aquellas localidades donde no residiera un farmacéutico profesional. En el caso de que, en la ciudad, residieran otros farmacéuticos, el Dependiente Idóneo podía conservar la propiedad de su farmacia, la cual debía ser supervisada por un farmacéutico diplomado.
SUS PRIMERAS FARMACIAS
Baltasar Gutiérrez ejerció la profesión, de acuerdo a las referencias que nos brinda su hija, en la provincia de Córdoba para luego trasladarse a la localidad de Urdam- pilleta.
“Por esos años -explica Cristina-, él conoce a mi madre. Ella era hija del propietario de uno de los almacenes de ramos generales del lugar. En 1940 contrajo enlace con mi madre, Eleonor García (‘Nora’) y de esa unión, en esa localidad, nació el primer hijo, Néstor, actualmente radicado en Mar del Plata”.
FRENCH, SU NUEVO DESTINO
En 1947, Baltasar se radicó en French. Allí instaló una farmacia que fue modelo en su tipo y que, no pocos vecinos, aún recuerdan. Contaba con cinco mesas para preparados, pues era la época en que el boticario se encargaba de elaborar los fármacos según las fórmulas que indicaban los médicos o los preparados ya establecidos.
“En French nació su segundo hijo, Aldo y yo, la menor”, acota Cristina.
EN 9 DE JULIO
En 1957, Baltasar Gutiérrez se radicó definitivamente en 9 de Julio. Instaló su primer farmacia en la esquina de Salta y Corrientes, donde había funcionado la antigua panadería de Sebastián Gobelli, edificio que aún se encuentra, aunque con modificaciones en su fachada.
A diferencia de la farmacia de French, aquí trajo solamente una mesa para los preparados magistrales, pues ya los tiempos estaban cambiando y los medicamentos eran enviados desde los laboratorios ya elaborados.
En 1973 trasladó la farmacia a la sede de la avenida Bartolomé Mitre entre Corrientes y Arturo Frondizi. En realidad, la familia se había mudado allí unos años antes, mientras Baltasar concluía la construcción del local en la planta baja.
Originalmente, esa casa había sido propiedad del doctor Baztarrica y, posteriormente, del doctor Héctor Alliaud .
Baltasar falleció en 9 de Julio en 1976. La farmacia funcionó, en el local de la avenida Mitre, hasta 1989. Durantes esos años, tras la muerte del fundador, la atención estuvo a cargo de sus hijos.
PALABRAS FINALES. UN SER SOLIDARIO
Cristina Gutiérrez recuerda muchas anécdotas vinculadas con la trayectoria de su padre. Una de las más elocuentes, refiere a su natural solidaridad, siempre dispuesta a manifestarla toda vez que se lo requirieran.
“Cuando mi padre -refiere- se estableció en 9 de Julio se estaba desarrollando la epidemia de Mal de los Rastrojos. Mucha gente llegaba a la farmacia, sin recursos, necesitando algún medicamente y él se los brindaba generosamente. Solía decirles: ‘-Vaya tranquilo, cuando pueda me lo paga’”.
Baltasar Gutiérrez fue un hombre de bien, que se dedicó por entero a su profesión.
“Más de una vez, a las dos o las tres de la mañana, cuando vivíamos en la avenida Mitre pero la farmacia estaba aún en Salta, le tocaban el timbre porque necesitaban cualquier medicamento o, incluso, hasta un chupete, aunque no estaba de turno, él iba a la farmacia y se lo procuraba. Esto lo hacía muy de corazón, como lo hizo en French, donde estuvo diez años como único farmacéutico, atendiendo a toda hora”, rememora su hija Cristina.